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DE MADRID A NAPOLES

ser la puerta del Paraíso.» —Débense á Andrés Pisano y á Lorenzo Ghiberti, y su mérito consiste en los primorosos bajo-relieves que las adornan, y que representan asuntos tomados de la Biblia.

La Puerta que mira á la fachada de la Catedral , obra de Ghiberti , es la más celebrada y la que tanta admiración causaba á Miguel Ángel. — El mismo Rafael se complacia en decir que más de una vez habia tratado de imitar las purísimas formas de algunas de las figuras de aquellos bajo-relieves. — Ghiberti empleó veinte años en hacer las dos puertas que llevan su nombre , siendo de advertir que sólo tenia veinte y tres de edad cuando obtuvo el encargo de ejecutarlas, y que venció á los primeros artistas de su época , entre otros á Brunelleschi, en el concurso que se celebró al efecto.

Fatigados ya de tanto ver y admirar (y eso que no habíamos hecho más que visitar dos Plazas y una Iglesia), tomamos un cabriolé y le dijimos al cochero que nos pasease por la Ciudad , sin otro norte que su capricho, resueltos por nuestra parte á no detenernos ante cosa alguna, por mucho que nos maravillara. — De otra manera nos hubiera sido imposible formar esta tarde una ligera idea de toda la Capital, según nos habíamos propuesto al salir del Hotel.

Corrimos, pues, de calle en calle y de plaza en plaza, viendo á cada paso severos Palacios de construcción etrusca, esto es, ciclópea, basada en grandes monolitos, y de una arquitectura peculiar de la antigua Florencia, que consiste en dejar lisos los ampios muros, sin más adorno que una gran cornisa y algunas pequeñas ventanas de gracioso corte, altas y estrechas, partidas por una columna que forma dos arcos tan semejantes á los de las ojivas góticas como á los de los agimeces árabes. — Estos Palacios tienen un aspecto, á la vez elegante y sombrío, guerrero y voluptuoso, que recuerda á aquellos aristócratas florentinos, ilustres en las letras y en las artes, cuanto terribles en la plaza pública ó en los campos de batalla.

El cochero nos iba diciendo el nombre de algunos de aquellos edificios: nombres que levantaban un mundo de recuerdos en la imaginación. — Este es el palacio Stiozzi Ridolfi, donde habitó Blanca Capello (exclamaba). — Este es el Palacio de los Médicis, su primera casa, en donde vivían como simples blanqueros, antes de ser llamados al gobierno de la ciudad y del mundo.— Este es el Palacio Strozzi, tipo y modelo de los palacios florentinos. — Esta es la Casa Buonarroti (la casa de Miguel Ángel), donde vive todavía un descendiente de su familia y se ven dibujos, instrumentos y muebles que pertenecieron al grande artista , así como su correspondencia!! — Esta es la Casa de Alfieri. — Esta es la Casa de Dante. — Aquí vivió Galileo. — Aquí Maquiavello!...

Y mientras el cochero hablaba de este modo, íbamos encontrando Estátuas y más Estátuas (pasan de 200 las que decoran las calles y plazas de la Capital), Fuentes y más Fuentes, grandiosos Templos, magníficos Arcos, millares de obras artísticas...