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DE MADRID A NAPOLES

La Catedral de Luca encierra también muy buenas pinturas de Tintoretto, Fra Bartolomeo, Daniel Volterra y otros insignes artistas.

Después de visitar los Templos que he citado, pasamos algun tiempo en la Plaza Grande, que es soberbia. — En ella se levantan el antiguo Palacio Ducal y una Estatua de mármol de María Luisa de Borbon , ó sea de la Reina de Etruria.

Luego nos fuimos á dar un paseo en coche sobre las Murallas que cercan la ciudad, sombreadas, como os he dicho, por corpulentos árboles, — plátanos , acacias y álamos blancos.

Allí había una gran concurrencia. En cada trozo de muralla se veían las familias del barrio inmediato. — Asi , pues , en un lado se encontraba gente pobre que tomaba el sol por cuenta propia: en otro, gente rica que lo tomaba por cuenta agena , (3 sea por lucir sus galas. También había parajes solitarios; y otros en que los estudiantes diableaban á sus anchas, jugaban los soldados y dormían á pierna suelta los mendigos.

Los carruajes daban la vuelta entera alrededor de la ciudad , recorriendo todos aquellos paseos, que suman un trayecto de una legua.

En los carruajes vimos algunas mujeres muy elegantes y muy bonitas, vestidas á la parisién.

Los liones de Luca las seguían á caballo, bebiendo los vientos por una mirada ó un saludo.

Esto me recordaba las tres vueltas que Héctor y Aquíles dieron alrededor de Troya antes de venir á las manos.

Ya oscurecido, nos encaminamos á nuestro alojamiento (Albergo della Croce di Malta), donde Jussuf nos amenizó la comida y la soirée contándonos casos y cosas del imperio de Marruecos , hasta que á eso de las nueve, hora en que hubiéramos empezado á vivir en Madrid, nos dimos las buenas noches, no sin exclamar por la centésima vez:

— ¡Mañana al medio día estaremos en Florencia!


IV.


DE LUCA Á FLORENCIA. — FLORECÍA Á LO LEJOS. — RECUERDOS HISTÓRICOS. — PRIMER PASEO POR LA CIUDAD.


Florencia 13 de Diciembre


Las quince leguas, ó sea las tres horas de ferro-carril que hay de Luca á Florencia, constituyen uno de los viajes más deliciosos que podéis imaginaros. Las maravillas se suceden sin interrupción: de la fértil campiña se pasa al sombrío bosque: de la agreste montaña se baja al extensísimo olivar: en una parte, moreras, naranjos, olorosos laureles: en otra, cristalinos riachuelos ó canalizadas acequias, que esparcen el riego por los verdes sembrados: á cada paso, una ciudad, una aldea, una quinta: de vez en cuando, las ruinas de algun castillo señorial; y siempre y por todos lados.