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DE MADRID A NAPOLES

una Gloria de Murillo. Entre tanto fulgor se perciben algunos Frescos malamente restaurados.

Otro de los Templos notables de Génova es San Siro, ¡fundado en el sigloIII'... y el más grande de la ciudad.— En él se celebraban las elecciones de los Dux. — Hasta el siglo X fué Catedral. — Posteriormente ha sido reedificado de modo que no queda nada de la primitiva obra... — ¡Es lástima!

En San Mateo he visitado una profunda y lujosa Cripta en que se halla enterrado Andrés Doria. — En la Sacristía me han enseñado una espada que el Papa Paulo III le regaló al célebre Almirante , y que éste usaba en las grandes ocasiones.

Finalmente, he subido á Santa Maria de Carignan, situada en una áspera cumbre. — Desde la Torre de este Templo se abarca de una ojeada toda la Ciudad de Génova, con sus pintorescas cercanías, con sus murallas, con sus jardines, con su puerto, con sus barcos... ¡toda en fin!... — y en verdad os digo que es un panorama digno de verse. — En cuanto á la Iglesia, es también la mejor de la ciudad como obra de arte. — El Renacimiento no ha levantado edificio más regular, más armonioso, más puro.

En aquella altura me pasé la tarde contemplando el mar, y á la noche fui al Teatro Paganini.

En el Teatro Paganini, nuevo y hermoso (el tan celebrado de la Fenice se está restaurando para la próxima temporada) , se cantaba la TRAVIATA por una señorita, llamada la Dégola , hija tercera de un difunto senador.

Esta jóven, que ha sido algunos años el mejor adorno de los más aristocráticos salones, se ha visto obligada últimamente , por graves desgracias de familia, á dedicarse al teatro. — Es bella y elegante , pero se dice que está tísica. — Todas estas circunstancias, unidas á la inspiración y al gusto con que canta , hacían que el público la escuchase con respetuoso entusiasmo, con afectuosa consideración , con piedad y con cariño. Hubiérase dicho que era la misma heroína de la ópera la que estaba en escena. — A mí me hacia daño aquel espectáculo doloroso. La infortunada Dégola no puede ya cantar bien sino el tercer acto de la ópera; aquel en que Violeta lucha desesperadamente con la tisis!... — ¡Esto es horrible, bárbaro, inhumano! — El público hubiera hecho mejor en socorrer pri- vadamente á la enferma, relevándola de la cruel necesidad de vender su agonía.

En un palco próximo al mío, estaba el famoso pintor, poeta , militar, músico, novelista y hombre de Estado Massimo d'Azeglio, uno de los liDmbres más ilustres del Píamente; presidente del Consejo de Ministros del rey Víctor Maduel durante algunos años y precursor de Cavour en aquel puesto ; autor de muy célebres cuadros que se conservan en los Museos del Louvre y de Turin; creador de las célebres nóvelos Héctor de