Página:De Madrid a Nápoles (1878).djvu/404

Esta página ha sido corregida
374
DE MADRID A NAPOLES

andado, como recordareis, cuando hicimos el viaje de Turin á Milán pasando por Pavía.

Una vez en Alejandría de la Paja, el tren hizo alto durante media hora, que yo pasé sentado á la misma mesa en que almorcé veinte y tres días antes.

¡Hallábame á dos horas de Turin!... — En Turin había españoles y tenía amigos... — y ya os dije en Parma que estaba cansado de viajar solo y de no hablar el idioma patrio. — Por otra parte, un antiguo y excelente camarada mio, de quien ya he hablado otra vez (don José del Saz Caballero, el compañero de viaje, ó sea el amo del marroquí Jussuf), me habia escrito desde la capital del Piamonte (adonde habia llegado después que yo partí) diciéndome que pensaba ir á Florencia y Roma y que se alegraría de que hiciésemos juntos el viaje, para lo cual me pedia razón de mi itinerario, prometiéndome salirme al encuentro cuando menos lo pensara...

Ahora bien: Caballero estaba todavía en Turin esperando mi contestación. "

— ¿Por "qué no he de llevársela yo mismo? (me dije entonces). ¿Qué me importan dos horas más de viaje? ¿No deseo tanto verme entre compatriotas? ¿No tengo necesidad de un compañero, de un amigo? Pues en Turin me lo depara Dios! — Yo le avisaría por telégrafo.., diciéndole que le aguardo en Génova... Pero ¿y si tarda? ¿Qué voy á hacerme allí solo? — ¿Y mis otros amigos de Turin? ¿Y Duro? ¿Y la Roca? ¿Y Campredon? ¿Y Escalante? — (El señor Coello habia protestado en nombre de España contra los recientes sucesos, y partido á Madrid con su familia).

Por aquí iba en mis reflexiones, cuando vi sobre la mesa la Gazzetta di Torino. — En aquel periódico se anunciaba que la célebre actriz Adelaida Ristori llegaría á Turin aquella misma tarde, de paso para Rusia, y que antes de partir daría dos representaciones en el Teatro-Carignano.

Esta última noticia acabó de decidirme. — ¡Yo no encontraría solamente en la Ristori á la inspirada artista de quien soy fanático admirador, sino también á una noble y antigua amiga, que estimo mucho, y á la cual no había visto desde 1857! — Dejé, pues, marcharse el tren de Génova; entré en otro que salía en aquel mismo instante con dirección contraria, y dos horas después me hallaba á las puertas de Turín.

Como ya os he descrito aquella Ciudad, pasaré muy de ligero sobre mí segunda estancia en ella.

Sólo os diré que, durante dos semanas, he cambiado un poco de vida y de equipaje; he dejado el estudio de pinturas y de estatuas por el trato y comunicación con gentes de carne y hueso; he vivido en la sociedad; me he divertido mucho; he hablado español hasta por los codos, y he visto re- presentar á la Ristori la Fedra y la Medea.

La eminente actriz sigue digna de su fama, y los turineses la han