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DE MADRID A NAPOLES

el cochero me economiza un cicerone. — Creo que no se puede simplificar más un viaje.

Parma está vestida de fiesta como Ferrara, Bolonia y Módena. Por todas partes banderas, músicas, letreros, alegría.... — Parece ser que Il Re Galautuomo y Garibaldi vencen todos los días en el Sur de Italia , y que el Reino de Nápoles pertenece ya á la historia. — Yo no he politiqueado, sin embargo , aquí tanto como en Módena, sino que me he dedicado casi exclusivamente á las Bellas Artes.

Mi primera visita ha sido para la Catedral, vieja y de estilo lombardo como la de Módena. Las torres y la fachada se hallan todavía por concluir, y eso que la obra fué principiada en el siglo XII. Este templo es, sin embargo, célebre en todo el mundo, por encerrar una de las más grandes maravillas que ha producido el arte: — la Cúpula pintada por Correggio.

Este inmenso fresco representa la Asunción de la Virgen, asunto pre- dilecto de los pintores de Italia. Todos convienen en que el triunfo de Mariano ha sido imaginado por nadie con tanta inspiración, con tanto fuego, con tanta gracia como por el maestro parmesano. En cuanto á mí, prefiero su Asunción á todas las que hasta ahora he visto; á la de Rubens, á la de Ticiano , á la de Perugino , á la de Caracci.

Correggio es el verdadero jefe de la escuela lombarda ; pero, original é inspirado como ninguno , resume en sí las excelencias de otras escuelas. La vista de un cuadro de Rafael le reveló su genio: las obras de Ticiano le descubrieron los secretos del color : en Vinci admiró la gracia de la forma; en Miguel Ángel la osadía y el poder del dibujo. El, por su parte, traía en el alma la noción de la luz y de la sombra, la magia del claro-oscuro , la intuición de los esplendores celestes. Con todos estos elementos, aspiró á pintar lo que nadie había pintado hasta entonces: el color en la luz y el color en la sombra ; la luz sobre la luz ; las medias tintas de la penumbra; los crepúsculos misteriosos determinados por la distancia. El y Murillo son los únicos que han sabido copiar la luz sobre- natural de la Gloria, tal como la percibe el alma en éxtasis. Aquel misino radioso ambiente en que flotan las Concepciones del Rafael andaluz, sirve de fondo á las inspiraciones de Correggio. También se parecen los dos en su afición á pintar niños, y en el amor, la gracia, la inocencia y la hermosura de que los revestían. Pero, dicho sea en verdad, Correggio no es tan místico, tan ascético, tan inmaterial como Murillo. — Para deslindar este punto , me bastará con describir la Asunción. Pero antes , habiendo ya dicho cómo pinta Correggio, tengo que decir cómo dibuja. — Correggio evita siempre las líneas rectas : sus figuras no están nunca en término dado : el escorzo es su constante empeño. No se contenta con presentar una fase del cuerpo humano, sino el cuerpo entero, visto por todos lados. Yo no podré explicaros cómo lo consigue; pero lo cierto es que coloca las figuras de tal modo que la mirada gira en torno de ellas, como alrededor de una estatua.

La Virgen de la Cúpula de la Catedral, por ejemplo, va acostada en-