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DE MADRID A NAPOLES

de nuestros derechos eternos á Gibraltar...,-lo cual no quita para que nos bañemos en el agua de rosas de nuestra historia; para que nos recreemos con nuestro poético pasado; para que nos engriamos de haber tenido unos padres tan poderosos, que, no sólo pudieron hacer lo justo, sino tambien su santa voluntad..., como paso á demostraros.

La historia especial ó peculiar de Parma principia con la dinastía de los Farnesio, á mediados del siglo XVI.

Pablo III, Papa, que en el siglo se llamó Alejandro Farnesio, erigió el ducado de Parma y Plasencia para su hijo Pedro-Luis, habido en un matrimonio secreto que contrajo cuando era seglar.

Este Pedro-Luis-Farnesio, primer Duque de Parma, fué uno de los hombres más abominables que han aparecido sobre la tierra. Su pueblo le hizo justicia: los nobles le dieron de puñaladas, y la plebe lo arrastró por las calles de la Ciudad.

Su hijo Octavio fue reconocido por Cárlos V, quien le dió en matrimonio á su hija la famosa Margarita de Austria, gobernadora de los Paises Bajos. Octavio reinó en Parma sábia y gloriosamente, durante más de treinta años, y murió bendecido de sus súbditos.

Alejandro, hijo de Octavio y de Margarita, penetró aún nás en la historia de España. Este es el famoso Alejandro Farnesio, general de los Ejércitos Españoles en tiempo de Felipe II, compañero de don Juan de Austria en Lepanto, su sucesor en el gobierno de Flandes, vencedor de Mauricio de Nassau y de Enrique IV de Francia, y uno de los hombres más ilustres de aquel siglo de oro de la Europa.

Alejandro no estuvo nunca en sus Estados. Sus descendientes reinaron aquí sin gloria ni fortuna, y ya expiraba la dinastía y eran flojos los antiguos lazos que unian á Parma y á España, cuando nuestro Felipe V se casó con la célebre Isabel Farnesio, que le llevó en dote este Ducado.

Estrechóse, pues, más y más el antiguo parentesco entre ambos Estados.-El primer Borbon de España continuaba la obra de Cárlos V.- Pero Isabel entendió las cosas de otra manera, y no bien su hijo Cárlos entró en la mayor edad, envióle á reinar á Parma.

Este Cárlos pasó luego al trono de Nápoles, y acabó por ser rey de España con el nombre tan popular de Cárlos III.

Un hermano suyo, el infante D. Felipe, le reemplazó en la soberanía de Parma, é hija de este príncipe fue la célebre María Luisa, esposa de nuestro buen Cárlos IV.-Nuevo lazo entre las dos monarquías.

A D. Felipe le heredó su hijo D. Fernando, desposeido del ducado de Parma y Plasencia por Napoleon I, quien le dió en cambio la Toscana, erigida en Reino de Etruria.-Don Fernando protestó contra semejante arreglo, y murió sin aceptar el reino de Etruria, aunque iba ganando en el cambio.

Pero su hijo don Luis, casado con una hija de Cárlos IV de España (vuelve á remacharse el parentesco), fué menos escrupuloso y admitió la Toscana.