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DE MADRID A NAPOLES

Entonces transige el Duque, y ofrece una Constitucion calcada sobre el Estatuto del Piamonte.

Es tarde! responde solemnemente el pueblo, avergonzado ante tanta ambicion unida á tanta debilidad.

Francisco V se vió, pues, obligado á partir.

Delante de él salieron don Cárlos (el ex-pretendiente á la corona de España) y toda su familia, de la que forma parte, como ya sabreis, una hermana del duque de Módena, casada con don Juan de Borbon.

El pueblo los dejó pasar en silencio.

Luego salieron las princesas.

El pueblo las saludó.

Por último salió Francisco V.

El pueblo le volvió la espalda:

- Ya tornaré (dijo), y seré constitucional...

El pueblo se encogió de hombros.

-Os concedo (añadió el príncipe) una amplia amnistía. Cuando vuelva, no recordaré nada de lo sucedido. Todos estais perdonados.

El pueblo soltó una carcajada.

Un año despues, vencida la revolucion en toda Europa, entraba Francisco V en Módena, al frente de un ejército austriaco, ofreciendo á sus súbditos instituciones liberales y un completo olvido y generoso perdon de las pasadas revueltas.

-Sólo excluiré de esta amnistia (dijo) á los pocos, poquisimos jefes y promovedores que extraviaronn el ánimo de mi amado pueblo.

La mayor parte de los modeneses comprometidos en los últimos sucesos desconfió de las promesas del duque y emigró á lejanos paises.

Los que creyeron en ellas y se dedicaron en su virtud á redactar proyectos de constitucion, á hablar ó á escribir en sentido liberal, viéronse presos y procesados de la noche à la mañana.

Al mismo tiempo el Duque desarmaba la milicia nacional; volvia á llamar á sus Estados á los Jesuitas; decretaba destierros y fusilamientos; resucitaba los hechos del año anterior, á pesar de la otorgada amnistía; declaraba indecoroso para los nobles el asistir á las aulas y el adquirir grados universitarios, y prohibia á la juventud el ir á estudiar fuera del Ducado; temeroso (decia el decreto) de que se pervirtiese su inteligencia con las doctrinas del siglo.

Celoso imitador de su padre, fundó despues un perióco titulado Il Distributore (que el pueblo llamó Il Disturbatore), en que se vanagloriaba de no haber reconocido á Napoleon III, y en que eran tratados y tenidos como Reyes reinantes el Conde de Montemolin, el Conde de Chambord y don Miguel de Braganza.

Por entonces, tuvo y perdió una hija, de nadie festejada ni sentida. Cuando estalló la Guerra de Crimea, colocó sus simpatías del lado de los rusos, y persiguió y afligió á las familias que tenian parientes en la division piamontesa que se cubrió de gloria en el Tchernaia!