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DE MADRID A NAPOLES

Digamos algo acerca de la Academia de Bellas-Artes de Venecia, que encierra unos setecientos Cuadros, notabilísimos en su mayor parte, y casi todos firmados por los más ilustres artistas nacidos en la ciudad de San Márcos.

Entre las obras capitales que allí se admiran , cuéntase la famosa Asuncion de Ticiano, verdadera joya de la escuela veneciana, con la cual se dió á conocer al mundo el discípulo de Bellini , eclipsando la gloria de su maestro y la de todos los pintores de aquella privilegiada edad.

L' Assunta (como se la llama en Venecia) es un prodigio de arte , asi por la composicion y el colorido , como por el dibujo y la expresion de casi todas las figuras. El lienzo mide siete metros de alto por tres de anchura. La acción se compone de tres episodios, magistralmente combinados. En la parte inferior del cuadro se ven once Apóstoles, que en diferentes actitudes, — ora de éxtasis, ora de pesar, ora de adoración , ora de asombro, — miran á la Madre de Jesús, que se remonta por los aires. En medio del lienzo está la Virgen, de pié sobre una nube, con las piernas púdicamente cruzadas bajo la túnica revuelta , con los ojos y las manos levantadas al cielo, y rodeada y bendecida por un coro de Angeles. En la parte superior se ve al Padre Eterno, que abre los brazos para recibir á su predilecta Hija. — Los críticos hallan en esta obra demasiada belleza humana, afectos terrestres, no sé qué profano sabor á naturaleza mortal. — Es muy cierto: entre los Angeles que cercan á la Vírgen , si bien hay algunos que Murillo adoptaria , por el ingénuo y santo júbilo con que la aclaman su Reina, hay otros que parecen Amores, ó por mejor decir, Cupidos , y que revelan el verdadero genio de Ticiano, más mitológico que religioso. La misma Virgen es demasiado mujer. — Pero, áun asi y todo, este cuadro merece su universal renombre, si no como obra de devocion, como obra de arte; y su vigorosa entonacion, su intenso colorido, sus masas de luz y de sombra, el relieve y viveza de los grupos de figuras y la suprema beldad de aquella nobilísima Matrona suspendida en el espacio, bastan á ufanar el humano ingenio, capaz de crear tales maravillas con un puñado de tierra deleznable.

Después de la Assuncion , los cuadros que más entusiasman al que visita la Academia, son la Presentacion de la Vírgen en el Templo, del mismo Ticiano, obra también muy importante y precioso modelo como color; — Un pescador presentando al Dux el anillo ducal, encontrado en el vientre de un pescado, de París Bordone, pintor que yo no conocia, pero á quien esta obra coloca seguramente entre los colosos del arte; — y la famosa Cena en casa de Levi, de Pablo el Veronés, grandiosa pintura perteneciente á ese género propio de los grandes tapices, que pudiera denominarse mural; género que necesita para cada cuadro todo un pueblo y que prefiere los fondos de arquitectura á los de paisaje.

Las firmas que más abundan en los setecientos cuadros restantes son las de Ticiano, Pablo el Veronés, Tintoretto, Bellin, los dos Palmas, Caravaggio, Bassano, Van-Ostade, Pordenone y Víctor Carpaccio, siendo