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DE MADRID A NAPOLES.

lante; la presentacion de los Emisarios venecianos en el campamento sitiador de Pavía, y otros muchos pieles históricos que acreditan lo muy temido y respotado que fue en toúa Europa el Leon alado de San Márcos.

Entre estos lienzos hay uno que pasa por el mayor en tamaño que existe sobre la tierra.—Su altura es de treinta piés y su anchura de se— tenta y cuatro.—Representa la Gloria del Paraiso, y está firmado por Tintoretto, quien, como émulo que era de Miguel Angel, se propuso indudablemente con este cuadro crearle un rival, ó cuando menos un hermano, al famoso Juicio Final de la Capilla Sixtina.

Sin conocer yo todavía la grande obra de Buonarotti, sino por el grabado, me atrevo á asegurar que Tintoretto no consiguió, ni aun remotamente, su propósito. —La Gloria del Paraiso carece de unidad, de con junto, de expresion armónica. Es una aglomeracion de mil figuras, una amalgama de episodios, una multitud de cuadros análogos reunidos en un solo lienzo.—En cuanto al color, está completamente perdido.—Sin embargo, esta obra es digna de adwmiracion y respeto por la fuerza de inventiva que revela y por el correcto dibujo de casi todas sus partes.

En el Friso de la sala se ven los retratos de Setenta y seis Dux de Venecia...

Mas no de setenta y seis; que en el lugar donde debia hallarse el de Marino Faliero hay un cuadro negro con estas lúgubres palabras: « Hic est locus Marini Falicri, decapitati pro criminibus. »—Unico monumento que recuerda en el Palacio Ducal al que puso su primera piedra.

El Techo de la Sala del Gran Consejo no desmerece de los muros.— En él se vé primeramente una de las obras capitales de fa pintura veneciana: Venecia 'en medio de las nubes coronada por la Gloria, de Pablo el Veronés.——En otro lado está Venecia coronada por la Victoria, de Palma el jóven.—El resto del techo representa á Venecia rodeada de las divinidades del Olimpo, y es obra de Tintoreto.

En aquella especie de competencia, triunfa Pablo el Veronés.

Despues de la Sala del Gran Consejo, viene la del Escrutinio, en que eran votados los Dux.

Allí son tan notables los ricos dorados y artísticos adornos de las pa= redes como los cuadros que las adornan.—En el fondo de esta Sala se eleva, sirviendo de puerta, un Arco de triunfo, erigido por el Senado en honor de F. Morosini.

Luégo se entra en la Biblioteca de San Márcos, compuesta de 120,000 volúmenes y 10,000 manuscritos: de ella se pasa á la Camera Degli Scarlati, en que se guardaban las togas rojas de los Consejeros; en seguida se penetra en la Sala dello Scudo, donde se colocaban las armas ó blasones del Dux reinante, y al fin se llega á la Sala della Bussola, antecámara del Consejo de los Diez, donde antes habia una Cabeza de leon, en cuya boca depositaba la cobardía delaciones anónimas contra los enemigos del Gobierno.

Todas estas Salas merecerian un detenido exámen, no sólo por su im-