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DE MADRID A NAPOLES.

¡Mañana!...—Mañana veré la Plaza de San Márcos, el Palacio de los Duz, el Lido, las Iglesias bizantinas, las obras maestras de Ticiano, el Puente de los Suspiros, las Prisiones, los Palacios del Canal Grande... ¡cuántas y cuántas cosas que constituyen los más dorados sueños de mi vida!

Ahora son las ocho de la noche. Todas las campanas de Venecia repican á vuelo.—Mañana es dia de San Cárlos...

—Esas últimas que suenan (me dice el camarero) son las campanas de San Márcos.

—¡De San Márcos! repito yo con devocion artística.

Despues me da otra noticia muy diferente.

—Venecia (me dice) no está hoy para fiestas. Acaba de saberse que Victor Manuel ha perdido una batalla á orillas del Garegliano. La derrota le los piamonteses ha sido completa, y Francisco H estará á estas horas de vuelta en Nápoles.—Asi, al menos, lo afirman los periódicos de esta noche.

—Pues ¿qué? le pregunto yo. ¿Hay periódicos en Venecia?

—Sí señor: todos los dias. Aquí tiene usted uno de hoy.

La primera cosa que leo en el diario que me alarga el camarero, es la siguiente frase con que príncipia un suelto:

«S. M. LR. A., se ha graciosisimamente dignado etc

La abreviatura S. M. I. R. A. quiere decir: Su Magestad Imperial Real Austriaca.

—Veo que los periódicos de Venecia son del gobierno (dígome entonces)... Acaso sea tambien del gobierno la noticia de la derrota de Victor-Manuel.— ¡Batalla del Garegliano!... Esta frase suena bien en oidos españoles.—Hace tres siglos y medio don Fernando el Católico le ganó una batalla del Garegliano á Luis XII de Francia...—¡Con que VictorManuel derrotado por Francisco 11! —Ahora comprendo el lúgubre silencio Que reinaba esta tarde en el tren, y esta noche en las calles de Venecia.

—¡Povera Venezia! —como dicen á cada instante los gondoleros.

Y, pensando y escribiendo estas Cosas, conozco que me voy quedando dormido...

¡Oh felicidad! ¡Dormir en Venecia! con Vencecia!...


—¡Es casi lo mismo que dormir


IV.

VENECIA Á VISTA DE PAJARO.—UN PASEO POR EL LIDO.—LA PIAZZETTA. LA PLAZA DE SAN MÁRCOS Á LAS DOS DE LA TARDE.—LOS VENECIANOS Y LOS AUSTRIACOS.—EL CAFÉ FLORIAN Y EL CAFÉ CUADRI.—LA NOCHE DE UN DOMINGO.

Venecia 4 de noviembre.

Las ocho serian apenas esta mañana, cuando tomámos café en el magnífico balcon de piedra del comedor del Hotel d'Europe mi antiguo