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DE MADRID A NAPOLES.

Brescia me recuerda tambien á Gaston de Fox y al caballero Bayardo, que tales proezas llevaron á cabo y contemplaron tambien al pie de sus muros, y los tiempos de la Liga Lombarda, en que figuraba esta pequeña República como uno de sus elementos más poderosos. —¡Ah! Los hijos de Brescia fueron siempre enérgicos y batalladores, y estas nobles cualidades les hicieron padecer horriblemente durante la dominacion austriaca.

—Todo el mundo sabe, por ejemplo, la heróica resistencia que opusieron no hace muchos años al general Haynan.

Pero,—dicho sea francamente,—la gran celebridad de este pueblo proviene de haber dado cuna y nombre al audaz é infortunado reformador Arnaldo de Brescia, mísero fraile, que hizo tanto ruido en el s¡XII como Napoleon el Grande en el siglo XIX [1].

Brescia es hoy una ciudad de 40,000 almas, no muy bella, dicen; pero rica de antigiedades y monumentos. —Sin embargo, yo no la veré...

—¡Me llama Venecia... y me llama con tan fuertes voces, que bien sabe Dios que, si pienso detenerme esta noche en Verona, Shakespeare tiene la culpa!...— ¿Cómo no visitar el nido de los amores de Romeo y Julieta?

Pero ¿que es esto? —¡En Brescia se queda casi tola la gente que venia en el tren!...

Comprendo el motivo. Brescia es la última ciudad de la Lombardía; el último pueblo importante de la Ialia... oficial.—¡Nos acercamos á la frontera austriaca!

Asi es que no bien salimos de Brescia, un silencio de muerte reina en los coches, como si hubieran enmudecido de pronto los cincuenta viaje= ros que todavía los ocupan.—¡Dolorosa mudez! ¡Casi todos ellos son tfaliíanos, y sienten vergúenza ó remordimientos de ir á la tierra dominada por el comun enemigo!

—«¡Ah, traidores!... (se diria que exclama cada uno mirando á los demás.) ¡Con que no veníais á Brescia! ¡Con que os dirigiais al Austria! ¿Qué vais á hacer allí? ¿Vais á servir al tirano de Venecia? ¿Vais á vender la Italia? ¿Habeis sido espías en las ciudades libres y vais á ser sus delato-

  1. Hé aqui sucintamente la historia de Arnaldo, tal como la trae un Diccionario Biográfico, escrito por hombres muy ortodoxos:

    Arnaldo de Brescia, famoso hereje, nació en dicha ciudsd el año de 1100. En su juventud pasó á Francia y fue disc. pulo de Abelardo, despues de lo cual volvi) ú su pais y tomó el ha bito de religioso. Pretendio reformar el clero y restablecer la primitiva iglesia, sosteniendo que los eclesiasticos no podian poseer bienes temporales sino á trueque de condenarse. Hizo un gran núniero de partidarios y produjo turbulencias en muchas ciudades en que el pueblo empuñó las armas contra los sacerd.tes. Condenado por el papa Inocente Il y por el concilio de Letran en 1139, se retiró algun tiempo á Suiza; pero en 1144, viendo crecer su partido, fué á Roma y arrojó de ella sucesivamente á los papas Lucio l; y Eugenio 11!. Enlazando la reíor= ma politica á la reforma religiosa, restableció la antigua república y creó un senado. Durante diez áños fue dueño de Roma; pero al cabo de este tiempo, AdrianolV logró entrar en la capital, haciendo huir á Arnaldo, que se refugió en Toscana. El emperador Federico Barbaroja, á quien Adriano habia pedido auxilio, prendió al finá Arnaldo y lo entregó al prefecto de la ciudad eterna, el cual le hizo cortar la cabeza en el castillo de Sant"Angelo, el año de 1155.