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DE MADRID A NAPOLES

El Palacio de la Corte sólo es notable, como obra de arquitectura, por su extraordinaria magnitud.

Según el conserje, fue construido á principios del siglo XIV por Azon Visconti, y contuvo muchos frescos de Giotto. Después empezó á arruinarse y quedó deshabitado , hasta fines del siglo último, en que se reconstruyó casi totalmente. (Los Visconti, los Sforza y los Gobernadores españoles y franceses habian vivido entre tanto en el Castello , situado á la otra parte déla ciudad, y convertido hoy en Cuartel y Cindadela. ) —Por consiguiente, la gran importancia histórica del Palacio en que nos hallamos consiste en haber albergado á los Vireyes y Gobernadores-generales austriacos, cuando Milán era capital del Reino Lombardo-Vento, ó sea hasta hace quince meses. — Este ha sido, pues, el centro del odio de los italianos al Austria. De aquí partian las medidas de rigor, los decretos tiránicos, las prisiones arbitrarias, las sentencias de muerte; y hacia aquí se dirigían las maldiciones, los juramentos de venganza, las conspiraciones continuas, las canciones patrióticas, los alborotos de los teatros, los conatos de regicidio... — Hoy no lo habita nadie; pero está amueblado y dispuesto para recibir á Víctor Manuel, que pasará aquí el Carnaval...

Tiene este edíficio otro aspecto interesante , y es el que se refiere á Napoleón L — El moderno César se hizo coronar aquí rey de Italia. — El gran Salón de las Cariátides, que es precioso, se halla adornado con la Apoteosis del vencedor de Marengo, pintada al fresco por Appiani. Bonaparte está representado bajo la figura de Júpiter, apoyado en el Águila. — En otro salón se ven dos admirables bustos del insigne conquistador, esculpidos por Cánova, por el inmortal Cánova , por el último descendiente de Fidias! — Estos dos bustos y el célebre grabado de Calamata, copia monumental de la mascarilla modelada sobre la faz exánime del prisionero de Santa Elena, son los mejores y más vivos trasuntos que han quedado de la hermosa, clásica y sublime cabeza del capitán del siglo. — De los dos bustos de Cánova, uno representa á Bonaparte, joven, delgado, sentimental; al general de Italia; al héroe de las Pirámides; cuando más, al primer cónsul. El otro es ya el César; el legislador; el dueño de Europa; el caudillo de Jeua; el diplomático de Tilsitt...

En otra habitación me enseñan el lecho en que durmió Napoleón III después de la batalla de Magenta. — Por cierto que, para recibirlo, hízose una pueril reforma en el Palacio, consistente en cortar una de sus dos cabezas á las agudas austríacas bordadas con oro sobre los tapices de tercioplo. Con esto y con añadirles algunas Cruces de Saboya, consiguieron los italianos que estas águilas pudiesen pasar por latinas. — Sugongo que ahora se apresurarán á suprimir también las tales cruces.

Pero son las seis y cuarto , y la mesa redonda del Hotel es á las seis y media. — Vamonos allá sin pérdida de tiempo. — El teatro de la Scala se abre á las ocho, y quiero oír la sinfonía.

Estamos á la mesa en el soberbio comedor del Hotel de la Ville.