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DE MADRID A NAPOLES

que no pudieron tomar el camino de la puente se lanzaron en el rio, é como venia grande, se ahogrron. Entre estos fué el escudron de los esguízaros é frontopinis (1), que salian de la batalla, y tomando la via del rio, no bastaban voces de españoles que tras ellos iban, prometiéndoles buena guerra é asegurándoles las vidas, porque no pereciese tanta multitud. Finalmente, con el gran temor que llevaban se lanzaron los mas en el rio , y todos se abogaron , que fueron mas de 6,000 hombres; y otros temblando se venían á poner en manos de los españoles , asidos á los estribos, y asidos unos á otros. Asi venian con cada uno cuarenta ó cincuenta rendidos, é con algunos mas de setenta , todos con lágrimas pidiendo misericordia, que era compasión. Los españoles los aseguraban ó prometían nacerlo bien con ellos, como cierto lo hicieron. A esta sazón un buen soldado español de caballo, llamado Cristóval Cortesía, se topó con el Príncipe de Navarra, é se procuraba poner en salvo: el español, saliéndole al encuentro, hobieron su batalla, é el principe quedó rendido é preso prometiéndole 20,000 ducados por la vida. Alguna otra gente huyó la via de Milán, de los cuales muchos fueron muertos por el villanaje que andaba en cuadrillas de toda la comarca , como lo han de costumbre le perseguir al vencido , y era cosa maravillosa que las propias mujeres de estos se habían juntado allí, é con la batalla andaban despajando los que caían... (2)

Hasta aquí el soldado de entonces : lo demás me lo ha contado el saristán de ahora.

Prosiguen mis apuntes :

Recordando todas estas cosas, espero á que mí reloj marque las

doce; salgo del Parque; despierto al cochero; subo al cabriolé, y seguimos adelante hacía Milán.

Hace calor. El último sol de octubre se despide de la tierra , enviádole todo el fuego, todo el amor, toda la vida que aún pueden derramar sus rayos... — La naturaleza, próxima ya á la muerte, y presintiéndola quizás, está sumergida en una somnolencia estática , semejante á la felicidad melancólica que esperimenta una hermosa y enamorada tísica el último dia que se levanta... ¡el último día que ve la luz y el cíelo, sentada cerca de un balcón , en frente de un jardín que principia á perder sus hojas!...

Duerme sosegado el aire... Zumban aún algunos insectos sobre las llores postrimeras del otoño... Los pájaros se disponen á abandonar los árboles en que han pasado tantos meses de amor y de ventura... El agua devuelve al cielo su plácida sonrisa... — El cochero, poseído, como toda

Texto en cursiva(1) Sardoval dice Franlopines:

(2) Relación de la Batalla de Pavía, escrita por el soldado Juan de Oznayo, paje de lanza de Marqués del Vasto, encontrada en un Códice de la Biblioteca del Escorial y publicada en la Coleccion de documentos ineditos para la Historia de España.