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DE MADRID A NAPOLES

Estoy on el parque de Mirabello, á una legua de Pavia , en el mismo lugar cu que, al decir del sacristán de la Cartuja , fue hecho prisionero el rey Francisco,

Acabo de pasar dos horas en el Monasterio, cuyos altos obeliscos y arrogante cúpula aun distingo desde aquí.

También he almorzado ya..., del modo y manera que me aconsejó el cura.

El cochero que me conduce, y que ha participado de mi merienda, ha vuelto á enganchar los caballos al cabriolé ó calesa en que he venido, y me aguarda sosegadamente en medio de la carretera, que distará de aquí un tiro de bala.

Voy, pues, á abandonar estos lugares...; pero antes, bueno será que me desahogue en mi Libro de memorias del entusiasmo ardiente que me ha causado la maravillosa Cartuja y de los gratos pensamientos que me asaltan on este parque.

La Cartuja de Pavía es indudablemente un prodigio de suntuosidad y de trabajo. La imaginación no puede soñar un monumento más rico, más primoroso, más acabado. Acaso, en cuanto á belleza espirilual, la superan otras muchas obras de arquitectura; por ejemplo, nuestras catedrales de León, de Sevilla, de Burgos y de Toledo... Quizás, y sin quizás, aquellos templos hablan mas alto á la imaginación , despiertan mas nobles y religiosos sentimientos, elevan más el ánimo, son más sublimes, y, por decirlo asi, más ideales... Pero la Cartuja de Pavía no debe considerarse desde este punto de vista: en ella no hay que atender al espíritu , sino á la forma: su ideal no es la religión; su ideal es el arte... y también el lujo. — Dicho se está, por consiguiente, que su estilo es del Renacimiento.

Para mi, el Renacimiento revela un gran fenómeno moral, social, político, religioso, cuyas causas no debo examinar ahora. — Baste decir el efecto que me producen sus creaciones mas peregrinas. — Yo creo que, en la Edad-Media, el arte se hallaba al servicio de la religión, y que desde el Renacimiento , la religión se puso al servicio del arte. — En las iglesias góticas y bizantinas, en las pinturas anteriores á Rafael, y hasta en la primera época de este soberano artista, la forma es lo secundario: lo principal es el sentimiento. Pintores y arquitectos trabajan por devoción; y la fé, el amor divino, inspiran todas sus obras : el mundo espirilual es su mundo; la hermosura del alma su tipo de belleza ; la gloriíicacion de Dios, su afán y su deseo. El Renacimiento (ya lo dice su nombre) es la vuelta del paganismo; es la adoración del ideal humano; es la exaltación de la belleza terrena ; es el culto de la forma ; es el arte por el arte. — Los términos se han invertido. El fm se ha convertido en medio y el medio en único fin. — La religión es ya el asunto, el pretexto, la ocasión del arte ; como antes el arte había sido el auxiliar, el devoto, el sacerdote déla religión. — Giotto ó Perurjino, por ejemplo, le decían á su paleta: «dame colores con que pintar á Jesús.» — Ticiano y Miguel Ángel le decían á Jesús: «dame asunto para pintar un cuadro.» — Y lo mismo