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DE MADRID A NAPOLES

¡bravo! ¡bravo Leyva! ¡Crea usted que, aunque soy eclesiástico y me veo tan viejo, pelearla yo todavía con gusto á las órdenes de un hombre semejante!

Aunque yo sabia todos estas cosas, me agradaba oirías en Pavia y de boca de aquel viejo, por lo cual me guardé muy bien de interrumpirle.

En esto llegamos á la Plaza Grande, donde hicimos el ajuste del coche que ha de llevarme á Milán.

La Piazza Grande es fea, vieja, sucia, melancólica. Rodéanla unos pórticos enanos, desiguales, de arcos algo apuntados, construidos, se conoce, hace algunos siglos.

Lo único agradable que he visto en ella ha sido unas enormes pilas de hermosísimas frutas de muchas clases, en que no sabia qué admirar más, si el tamaño, si la variedad ó si la profusión.

En la Casa de Ayuntamiento (que diríamos en España), llamó mi atención una imagen de la Virgen, delante de la cual ardía una lámpara...

—Veo, le dije al cura, que los vecinos de Pavía son muy devotos.

—Como todos los lombardos, me respondió el padre de almas. Ya verá usted en Milán.

— Observo también que sus paisanas de usted son extraordinariamente altas.

— Las lombardas lo son por lo genera!; pero, sobre todo, las hijas de Pavía tienen fama por su estatura. Las hay que miden cinco pies y medio.'

El cura se quedaba corto. En aquel momento cruzaron á mi lado dos señoras que hubieran podido pasar por gigantes en la feria de mi pueblo.

Estas señoras y otras muchas que he encontrado esta tarde, llevaban mantilla de tul. — En su rápido andar y desgarbados movimientos había no sé qué fantástica nobleza.

En cuanto á los hombres, casi todos usan nuestra capa española.

A este propósito, me recordó el cura que hace poco mas de un siglo, en 1745, los españoles se hicieron otra vez dueños de Pavía.

— Yo tengo setenta' años (prosiguió después con tristeza el buen sacerdote), y durante ellos Pavía ha cambiado cinco veces de nacionalidad. Cuando yo nací era austríaca; luego la hicieron francesa; después la devolvieron al Austria; en seguida se emancipó y fue italiana; al poco tiempo la recobraron los austriacos, y hoy forma parte de los Estados del rey de Cerdeña. ¡Tal es el destino de Pavia! Y, sin embargo, ella ha sido ilustre y poderosa como las más grandes ciudades de Europa. Ella ha sido en la antigüedad Capital de la Lombardia, República independiente, Estado feudatario del imperio de Carlo-Magno. Aquí tiene su palacio la célebre familia Malaspina. Aquí nació Lanfranc, el famoso arzobispo de Cantorbery, que civilizó la Inglaterra. Aquí nació Cardan...

—¿Cómo? ¿Cardan es de Pavía!

—Ni más ni menos que yo.