Página:De Madrid a Nápoles (1878).djvu/192

Esta página ha sido corregida
174
DE MADRID A NAPOLES

ganchar cuatro caballos, y aun asi se va muy lentamente y con gran peligro de rodar cejando hasta estrellarse. —La costumbre inglesa es hacer la escursion en asnos. —Yo hice la mitad en coche y la otra mitad á pie.

Sólo la vista que se disfruta desde lo alto de este monte, que se eleva mil cuatrocientos pies sobre Turin, vale la pena de la subida. —Por desgracia, el dia no era muy trasparente; pero, sin embargo, alcancé á ver todo el Piamonte, todos los Alpes y mucha parte de las llanuras lombardas.

La Iglesia de la Superga tiene muy noble aspecto. Precédela un peristilo corintio, al que se sube por una escalinata. El edificio principal es redondo y termina en una elegante cúpula. A los lados, y armonizando con él, hay unas casitas cuadradas, coronadas por altas torres.

Los franceses, que no cuentan nunca sino sus victorias, se han cuidado muy bien de omitir en sus libros de viajes el origen del panteón de la Superga. — Es el siguiente.

Al amanecer el dia 7 de setiembre de 1706, hallábanse en el mismo sitio que hoy ocupa la Iglesia, el famoso Príncipe Eugenio (generalisimo del emperador de Austria) y el duque de Saboya (Víctor Amadeo 1), observando los movimientos de un ejército francés que seacercabaá Turin, á cuyas puertas estaban acampados los soldados imperiales. —Mandaban las tropas francesas el duque de Orleans y el mariscal Marchin, batidos ya muchas veces por el Príncipe, y como notara éste cierta vacilación en la marcha y maniobras del enemigo, cuando aun no había principiado la batalla, exclamó, dirigiéndose á Víctor Amadeo:

Señor, se me antoja que aquella gente está ya medio vencida.

El duque de Saboya creyó en el presagio, é hizo en seguida voto de dedicar una Iglesia á María Santísima en el mismo lugar que entonces pisaba, si el Príncipe Eugenio derrotaba aquel dia á los franceses.

Asi sucedió, en efecto, pocas horas después; y fue tan decisiva y brillante aquella victoria, que terminó la campaña y le valió al duque de Saboya el recuperar todos sus Estados y cambiar su título de duque por el de rey.

Dicho se está que la Iglesia fue edificada; y, para colmo de piedad, se dispuso hacer un gran Panteón debajo del templo, donde serian sepultados todos los Reyes de Cerdeña...

Yace allí, pues, Víctor Amadeo I, tal vez en el mismo lugar en que hizo la promesa, y en pos del suyo, siguen los sarcófagos de la regia dinastía que principió en su persona.

El Panteón tiene la forma de una cruz, y en su centro se alza un magnífico sepulcro, donde es costumbre depositar el cadáver del último rey muerto, hasta que viene su sucesor á relevarlo.

Por consiguiente, aquel sepulcro, siempre provisional, contiene hoy los restos mortales de Carlos Alberto.

Su ataúd está completamente cubierto de coronas de siemprevivas,