cual si la capital entera hubiera sido hecha de una vez como se hace un solo edificio.—Y la verdad no es otra. La capital del Piamonte, arrasada varias veces por los conquistadores, y una de ellas, al principio del siglo pasado, es hoy la córte más moderna de Europa, aunque se levante sobre cimientos tan antiguos.
El empedrado es uno de los mejores que yo he visto hasta ahora, no solo por su disposicion, sino por la calidad de la piedra; la cual, al decir de los inteligentes, es por lo general tan rica, que, si se la pulimentase, podria servir para adorno interior de alcázares y templos.—Aparte de los Pórticos, que tanto abundan en Turin, y que protegen al transeunte contra el sol del verano y las nieves del invierno, las calles tienen aceras, y además una especie de carril (y hasta dos, en las muy anchas) trazado con una doble hilera de losas, á fin de marcar su derrotero á los coches.
En cuanto á las casas, todas son buenas, sin que haya ninguna extraordinariamente hermosa.—El carácter especial de la poblacion consiste principalmente en esto.—Yo no he hallado en toda ella (ni en los barrios mas apartados) una sola casucha de las que alternan en París y Lóndres con sus grandes hoteles y suntuosos palacios; como tampoco me ha llamado vivamente la atencion hotel ni palacio alguno. — Esta monotonía no será pintoresca; pero es agradable en otro sentido.— En Turin son tan raros los pobres de solemnidad como los Cresos y los Midas...
Mas observo que me extravío. —Decíamos que llegué al pié de la Es- tátua ecuestre que decora la Plaza de San Cárlos.
El ginete de bronce que envaina allí su espada con la más noble ulanía, representa á un hombre tan venerado en España como en Cerdeña, y á quien les españoles debemos tanto amor y gratitud como sus compatriotas, siendo de lamentar que no se nos haya ocurrido antes que á ellos la idea de levantar monumentos en su honor.—Es el famoso general Enmanuel Filiberto de Saboya, apellidado Cabeza de hierro, quien, desposeido de sus Estados por los franceses (como ya hemos indicado) , entró al servicio de Cárlos Y, y despues al de Felipe 1, cabiéndole la gloria de mandar á los españoles en la batalla de San Quintin.—Allí derrotó completamente á nuestros enemigos, que tambien eran los suyos, y esta victoria y otros memorables hechos de armas, que eternizaron la memoria del ilustre saboyano, como lo nombra Mariana, produjeron la paz de Chateau-Cambrésis, tan ventajosa para la politica de Felipe IL, y en la cual sele devolvieron á Filiberto sus Estados, que él, con su propio esfuerzo y la ayuda de España, habia sabido redimir de la dominacion estranjera,
Ba sido, pues, muy feliz la idea del escultor e representar á Enmanuel en ademan de envainar la espada despues de haber concluido una paz tan gloriosa. —Y por eso dice la inscripcion del pedestal: «que Carlos Alberto dedicó aquel monumento al vengador y salvador de su familia.» —Por lo demás, la estatua es tambien muy bella en sí, como simple obra de arte.—La figura del guerrero está llena de vida y magestad, á