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DE MADRID A NAPOLES

se redujo la explendidez de aquel almuerzo, que no hubiéramos cambiado por los festines de Lúculo.

La pesca del Lago Mayor es exquisita, y nosotros le hicimos les honores consiguientes á un largo ayuno. — El vino era de Asti, aromático, leve, generoso, como la limpia esencia de la uva.

A los postres nos sirvieron la Opinione de Turin y la Perseveranza de Milan, periódicos del dia, que nos dieron noticias del estado de la guerra de Nápoles.

Aquel reino habia sido invitado á decir por medio del sufragio universal si queria ó no unirse al Piamonte y á los demás estados de Italia que se habian ya agrupado bajo la bandera de independencia y unidad.— Entre tanto, Victor Manuel y Francisco II se encontraban frente á frente, cada uno á la cabeza de su ejército, á las orillas del Volturno.—Los Estados Pontificios habian quedado reducidos al Patrimonio de San Pedro.— El Papa redoblaba sus anatemas sobre el rey y sobre el pueblo que habian tomado la inicativa en contra del antiguo órden de cosas. —Parma-Toscana, Módena, la Lombardía , las Legaciones, las Marcas, la Umbría, Sicilia y Nápoles se habian fundido en una sola nacion.—Los príncipes de los estinguidos reinos habian pagado caro su desatentado amor al enemigo natural de los mismos pueblos que regian, al tirano de Milan y de Venecia, al aborrecido emperador de Austria.

Terminada esta lectura, dejamos el Hotel y nos dirigimos al Palacio, que es verdaderamente regio, y, al decir de los peritos, demasiado grande para tan pequeña isla.

Su severa entrada ó portal es una especie de cuerpo de guardia, donde en otro tiempo se reunirian los soldados del Conde á jugar y beber, en tanto que velaban el sueño de su ilustre amo.— Allí se ven hoy colgadas de las paredes algunas viejas armaduras, que parecen el férreo esqueleto de aquella gente venal y pendenciera.—Sus armas, ennegrecidas por el moho, forman en otro lado venerables trofeos.—Debajo de ellos vése úuna enorme chimenea que trae á la imaginacion les noches de otros siglos y las historias de batallas y de amores que se contarian allí al amor de la lumbre y entre el azar de los dados...

Los altos muros de la soberbia escalera están adornados con disformes escudos de piedra, que llegan desde el suelo al techo, en los cuales están esculpidas de relieve las armas de la familia Borromeo.—El lema de estas armas es la palabra Humilitas, que se ve repetido en todos los muebles, en las cortinas, en las paredes , donde quiera que se fijan los ojos.

El salon principal es magnífico. En medio de él se alza el viejo trono condal, que, como todos los muebles, cuenta mas de trescientos años.

Magníficas camas del siglo XVI, que fueron entonces lechos nupciales, son hoy catafalcos, que solo ocupan los cadáveres de los condes, si por acaso les sorprende la muerte en la Isla...

Sin embargo, en una de estas camas descansó en el presente siglo

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