Página:De Madrid a Nápoles (1878).djvu/140

Esta página ha sido corregida
124
DE MADRID A NAPOLES

—¡Ya lo veremos! —Y, á propósito, creo que debemos levantarnos.

—;Feliz idea! Pero hagamos antes un poquito programa...

—Eso es lo primero...

—Pues orientémonos. ¿Sabes tú lo que hay debajo de nuestros balcones?

—Me lo figuro, porque hace media hora que estoy oyendo el ruido de los remos en el agua...

—Perfectamente.—¿Sabes tú lo que hay un poco mas allá?

—Mas allá... deben verse las Islas Borromeas, brotando de en medio del Lago como graciosas macetas de flores...

—Justo y cabal. ¿Y sabes que en Isola Bella, la mayor de las cuatro Íslas, hay un hotel en que se almuerza perfectamente?

—Sé más que eso... ¡Sé que nosotros vamos á almorzar en ese hotel! —¿Y sabes que hoy es domingo?

—Eso lo ignoraba; pero me alegro de saberlo; pues, si no mienten nuestras Guias, todos los domingos recorren varios vaporcitos el Lago Mayor, llevando de orilla á orilla, y de un pueblo á otro pueblo, y de una Isla á otra Isla, una infinidad de gentes de Turin y de Milan, que llegan en ferro-carril á estas márgenes encantadas...

—De manera que nosotros podemos vestirnos, cargar con nuestro diminuto equipaje, meternos en un bote á la puerta misma de este hotel, visitar las Islas, oir misa en cualquiera de ellas, almorzar donde hemos dicho, acechar el paso de un vapor, unirnos á una caravana que vaya de vuelta á Turin, tomar el ferro-carril en Arona, y llegar esta noche á la capital de Cerdeña...

—;¡Sí que podemos!... Y á fin de demostrárselo á nuestros enemigos, vamos á levantarnos...

—Te comunicaré antes una cosa.

—Soy todo orejas.

—Estamos en un país excomulgado.

—¡Lo sabia!

—Pues no se te conoce...—Yo estoy nervioso desde que me he acordado de ello.

—¿Y cuándo te has acordado?

—Cuando me dijiste que no estábamos en el Piamonte, sino en Italia, Yo bien sabía que el Piamonte era Italia; pero tú has querido darme á entender que Italia es el Piamonte.

Italia es Italia.—No hablemos de política; lo hemos convenido.

—Pero yo estoy nervioso sin poderlo remediar. ¡Tú no sabes dónde nos hemos metido! ¡Estos piamonteses son el demonio! Empieza por que están excomulgados, como te acabo de decir... Añade que se encuentran metidos en dos guerras; la una contra un rey amigo; la otra contra el Padre Santo... Recuerda, en fin, que han armado la milicia nacional... ¡Figúrate, pues, que baralunda vamosá encontrar por todas partes; cuántos peligros, cuántos contratiempos!... ¡Digo! ¡Y yo, que soy español