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DE MADRID A NAPOLES

plearia en recorrer toda la Mar de Hielo una piedra colocada en su parte más eminente.

»La superficie de los glaciers no es tersa, sino, por el contrario, muy escabrosa y accidentada.

»Primeramente, hállanse en ellos las llamadas mesas, que son granos losas apoyadas sobre un pie de hielo, presentando toda la forma de un velador.

»Este curioso fenómeno se esplica perfectamente. De los flancos dle las montañas cae sobre el glacier una piedra estensa y delgada: el sol derrite con el tiempo la nieve alrededor de aquella losa, pero no la nieve que hay debajo de ella, y á la cual sirve como de sombrilla: y al cabo de algunos meses, la piedra queda en el aire, tendida sobre un pilar de hielo, que adelgaza continuamente hasta que se rompe, y que entre tanto marca el alto nivel á que llegó la nevada en tal ó cual invierno.

»Otra rareza de la superficie de los glaciers, es lo que se llama un embudo, el cual es un agujero de la forma que indica su nombre. Estos agujeros, que á veces horadan todo el glacier y llegan á comunicarse con el rio que corre por su lecho, provienen de haber caido sobre aquel un ave muerta, un objeto de metal, ó una piedra de poco asiento, cuyos objetos, calentados por el sol, derriten la nieve que tienen debajo.—Es la razon cantraria á la que explica la existencia de las mesas.—Siempre que hay derretimientos, el agua se filtra por estos embudos, y naturalmente, va fundiendo á su paso un hielo secular á que no hubiera llegado nunca la accion del sol.

»Por la inversa: cuando la corriente lenta del glacier se ve obligada á pasar sobre un terreno escarpado, la masa cristalina se rompe en mil fragmentos, sobre los que obran despues el sol y el aire, las nuevas nevadas y los trastornos que ocasionan los vientos.— De este modo se producen las graciosas agujas de hielo, las pirámides y todas las demás caprichosas figuras que sorprenden al observador.

»Réstanos hablar de las crevasses (grietas) que se encuentran á cada paso en los glaciers, y que son otros tantos abismos que han costado la vida á muchos viajeros. Durante el invierno, las grietas se Cierran, pero en falso, Ó sea superficialmente; y á la primavera vuelven á abrirse con: espantoso estrépito. Tambien suele acontecer, en las grandes nevadas, que las grietas se llenen de nieve, en Cuyo caso nadie debe aventurarse á reconocer el glacier, pues nada es mas fácil que poner el pié sobre una crevasse y ser engullido por ella...


Hasta aquí Badcker.—Ahora nosotros, ilustrados con sus noticias, descendamos por nuestro pie á la Mar de Hielo.

Verdaderamente, la escurcion es penosísima y bastante peligrosa. Hace pocos dias que ha nevado, y las grietas pequeñas se hallan obstruidas por la nieve. Nuestra fortuna es que anoche ha helado mucho y que el sol no ha penetrado hoy todavía en estos barrancos.