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LA CIUDADANA 111

El salario es la base de la salud y la moral de los traba- fadores.

Cuanto més elevados son los salarios de los hombres, me- nor es la presién que se ejerce sobre las mujeres de sus fa- milias para obtener empleos remunerados.

Surge entonces con claridad el circulo vicioso en que se incurre a1 despreciar el principio de igual salario. La mujer trabaja porque al marido lo remuneran insuficientemente. La obrera, para que la admitan, acepta salarios infimos. E1 em- pleador prefiere a la obrera menos retribuida pero que rinde lo mismo. La mujer desplaza al hombre. El obrero desocupado, ee ve en la obligacién de aceptar salarios mas bajos.

Vemos asi convertirse el salario mas alto de las mujeres en escudo defensivo del nivel general y medio de eliminar la involuntaria competencia desleal que hace al hombre.

En la actualidad, debe ser objeto de una especial preocu- pacién salvaguardar a las trabajadoras novicias de las nuevas e incipientes industrias.

Sefialaremos como otra Ventaja innegable de la retribucién que tiene por base el valor del trabajo, el hecho de que con- Juce a una seleccién de la mano de obra femenina por parte del empleador. Este solo contratara mujeres para cumplir ta- teas adecuadas en las que rinda mas y realice una produccién mas perfecta sin desmedro para su salud.

Puede entonces sefialarse la eficacia de la implantaeién del principio como factor de orientacién de la actividad de la mujer, por los cauces convenientes para la mas perfecta or- ganizacién de la sociedad.

143.-—LA MUJER CAMPESINA

La misién de la mujer en el hogar es de vital importancia para la Nacién y es en el hogar del campo donde adquiere su méxima supremacia.