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106 LUCILA DE GREGORIO LAVIE

59 la creencia 0 el pretexto de los empleadores de que los salarios femeninos no subvienen necesidades colectivas sino individuales y hasta superfluas.

69 la falta de organizacién profesional de las obreras; 79 la concurrencia de mujeres que precisan menos para vivir por tener un hogar con medios suficientes;

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o las operaciones industriales en que no existen salarios

masculinos que se puedan utilizar como comparacién;

99 la tendencia de contratar obreras, que aceptan salarios infimos en sistemas industriales cuya ganancia se basa en el bajo costo de produecién;

109 las mujeres tienen menos fuerza fisica, mayor au- sentismo y predisposicién para los accidentes y Vida mas corta para el trabajo;

119 realizan 5610 tareas livianas.

Todas las campafias realizadas para elevar el nivel de los salarios de las obreras cuentan con una tenaz oposicién de los empleadores.

Muchos de los argumentos que se esgrimen especialmente por parte de los patronos, han perdido su fuerza, maxime des- pués de la experiencia de la filtima guerra, en que las esta- disticas arrojan cifras extraordinarias de participacién en la produccién y resultados altamente ponderables.

En el proceso de irrupcién, de la mujer en las fébricas, el primer escollo que debieron salvar es el prejuicio de que en las nuevas tareas, no podrian desempefiarse en forma eficaz.

Los prodigiosos progresos de la técnica, llegaron en su auxilio simplificando o facilitando las distintas fases de los procesos industriales.

El hecho de concurrir al taller revolucioné viejas y arrai- gadas costumbres. La primera etapa de la lucha fué la de su paulatina admisién en las distintas actividades.