trama ? ¿me crecis sin armas de defensa ? Habeis sobornado á mi pasante, ;ese hombre es bastante conocido! Micawber, puedo anonadaros cuando me plazca, tomad la retirada, os lo aconsejo! Cop- perficld, no ignorais que he levantado á ese mise- rable del cieno; bien es verdad que erais mucho menos que él, antes que un alma caritativa se apia- dase de vos... Mistress Trotwood, tened la bondad de confirmar mis palabras... ó me será muy fácil arrestar á vuestro marido... Conozco vuestra his- toria, mi vieja señora, y sacaré de ella el partido posible! En cuanto á vos, miss Wickficld, si amais å vuestro padre, obrareis muy discretamente no asociándoos á una coalicion semejante; tengo en mi poder con que perderlo... Ah! ¿ dónde está mi madre? añadió apercibiéndose de pronto de la ausencia de Traddles, y agitando el cordon de la campanilla.
- Aquí está mistress Heep, caballero, dijo Trad- dles que entraba con la digna madre de aquel digno hijo. IHéla aqui, me he tomado la libertad de pre- sentarme yo mismo.
- ¿Y quién sois vos, dijo Uriah, para presenta- ros, y qué quereis aqui?
- Caballero, dijo Traddles con el tono oficial de un jurista, soy el representante y el agente le- gal de Mr. Wiekfiekd. Tengo en mi bolsillo un po- der en regla para representarlo.
- El viejo imbécil ha perdido la cabeza, dijo Uriah, cuya fealdad se volvia horrible; os habreis aprovechado de una de sus horas de embriaguez, para hacerle firmar fraudulentamente el acta que pretendeis tener.
- Si, ya sé, dijo Traddles con una sangre fria que desesperalba á Uriah, que se ha hecho firmar fraudulentamente algun documento á Mr. Wick-