Página:David Copperfield o El sobrino de mi tía (1871).pdf/133

Esta página ha sido corregida

121
DAVID COPPERFIELD.

Dick. Verdad es que aunque mi tia le nombró mi tutor, juntamente con ella, poco á poco trocáronse los papeles : me consultaba gustoso y seguia mis consejos, convencido de que un sobrino de tan maravillosa tia no podia ser un ser ordinario.

¡Nuestra posicion es tan humilde!

Un jueves por la mañana, en el momento en que acababa de acompañar á Mr. Dick á la diligencia, halléme con Uriah en la calle. Recordóme que le habia prometido ir á tomar el té con él y su madre. « Pero, añadió el jóven, no espero, no creo, Mr. Copperfield, que cumplireis vuestra palabra... ¡nuestra posicion es tan humilde! »

No sabia á punto fijo si queria ú odiaba á Uriah; sentia que se me creyese orgulloso, y así me comprometí para aquella misma noche, con tal de que consintiese Mr. Wickfield, cosa que no ponia en duda.

Así, al ver que Uriah se marchaba del despacho á las seis, un poco antes de la hora acostumbrada, le participé que estaba presto á acompañarle á su casa.

— Mi madre recibirá en ello gran merced, me dijo por el camino.

— ¿Habeis estudiado mucho derecho en este tiempo último?

— ¡Ah! Mr. Copperfield, me respondió, el tal Tidd es un autor demasiado intrincado para mí, que no sé latin.

— ¿Quereis aprenderlo? le pregunté con cierta insistencia. Os lo enseñaré, si gustais, y al mismo tiempo me servirá de repaso.

— ¡Oh! mil gracias, dijo Uriah meneando la cabeza, nunca me atreveré á abusar de tan generoso ofrecimiento. El latin no conviene á un hombre de mi humilde condicion. ¡No, no! es preciso que las personas como yo no tengan ambicion. No