Página:David Copperfield o El sobrino de mi tía (1871).pdf/101

Esta página ha sido corregida

89
DAVID COPPERFIELD.

Ví que caia y rodaba por el suelo.

muy tranquilizadores. Me crucé en el camino con una porcion de perdularios de elevada estatura y de una mirada tan aviesa que helaba la sangre en mis venas. Algunos se paraban despues de haberme dejado pasar y me gritaban que volviese paso atrás, á fin de hablarles : cuando me veian correr me apedreaban.

Un pillete, un buhonero ambulante supongo, á juzgar por su mochila y su braserillo, que iba con su mujer, empezó por mirarme, y cuando me hallé á veinte pasos me llamó con tal voz de trueno, que me paré bien á mi pesar.

— ¿Por qué no venís cuando os llaman? preguntó el calderero : responded ú os abro en canal.

Creí mas prudente obedecer, y al acercarme observé que la mujer tenia un ojo güero.

— ¿A dónde vais? me preguntó el calderero cogiéndome por la camisa.

— A Douvres, respondí.

— ¿De dónde venís? dijo afianzándose cada vez mas en mi camisa para que no pudiera escaparme.

— Vengo de Lóndres.

— ¿Cuál es vuestro oficio? ¿Sois ratero?

— No, respondí.

— ¡Cómo que no, voto va á cribas! Si quereis echároslas de honrado conmigo, os levanto la tapa de los sesos.

Y uniendo el ademan á la palabra, hizo un gesto para probarme que de los dos él era el mas fuerte.

— ¿Llevais en el bolsillo con qué pagar una pinta de cerveza? Si lo teneis, dadlo antes de que lo coja.

Ciertamente que lo hubiera dado, si una mirada de la mujer, un meneo de cabeza y un movimiento