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En la Muerte de un Poeta
(Rafael Núñez)
E
L pensador llegó a la barca negra;y le vieron hundirse
en las brumas del lago del Misterio,
los ojos de los Cisnes.
Su manto de poeta
reconocieron los ilustres lises,
y el laurel y la espina entremezclados
sobre la frente triste.
A lo lejos alzábanse los muros
de la ciudad teológica en que vive
la sempiterna Paz. La negra barca
llegó a la ansiada costa y el sublime
espíritu gozó la suma gracia:
y vió la cruz erguirse,
y halló al pie de la sacra Vencedora
el helado cadáver de la Esfinge.