Página:Daany Beédxe.djvu/96

Esta página ha sido corregida

Serpiente de Fuego una tarde les empezó a hablar de los símbolos, que los Viejos Abuelos les habían heredado, para escudriñar los misterios de la vida y del universo.

Primero les quiero decir, que nuestra civilización es una sola, por múltiples pueblos y culturas que existen. Los Viejos Abuelos, son los generadores del conocimiento; nosotros y los demás pueblos que existen en la inmensa tierra, que está circundada por el agua, venimos de una sola raíz. Como estos cinco dedos, que son diferentes entre sí, pero que conforman una mano. Del mismo modo, nosotros vivimos rodeados de muchos pueblos, desde hace cientos de atados de años. Nuestros conocimientos y aspiraciones son las mismas; las pequeñas diferencias son tan solo matices, producto del idioma, la geografía y el clima, entre otros factores.

Los Viejos Abuelos eran "Los Artistas", los que aprendieron a pulir "la piedra preciosa" que todos llevamos dentro. Se les conocía como toltecas y su sabiduría como Toltecáyotl. Ellos no solamente inventaron la agricultura y con ella, el maíz, los nopales, la milpa, las tortillas y todos nuestros alimentos, así como la forma de prepararlos. También aprendieron a descubrir los secretos de las plantas, los animales y los minerales. Las leyes universales de las matemáticas y su aplicación a las ciencias como; la astronomía, la ingeniería, la arquitectura y las leyes sociales que nos rigen con paz y armonía; sin dejar de mencionar a nuestra religión. Los Viejos Abuelos descubrieron secretos increíbles de la vida, la muerte y el universo; que se pueden sintetizar, en el manejo de "la energía" y que tienen como último fin, encontrar el equilibrio, para llegar a la verdad exaltante de nuestra conciencia y capacidad espiritual.

En esta ocasión quiero hablarles de dos símbolos básicos para entender la cara oculta del conocimiento de nuestros Viejos Abuelos toltecas. El primero es el que conocemos como la cruz de La Serpiente Emplumada. La cruz en principio está compuesta por cuatro extremidades, en las que se ubican los cuatro puntos cardinales. En las tinieblas de la noche y de la ignorancia, el hombre busca la luz del conocimiento para orientar su vida y el mundo; por ello el Oriente se

96