La vida de los hombres y la comunidad, son muy importantes en la creación de la energía espiritual. La energía generadora, El Señor del Cerca y del Junto requiere de la energía espiritual que los seres humanos producen. Como un campesino, "El que se inventa así mismo", siembra a los hombres en la tierra y les provee, como todo campesino, de lo que está a su alcance, para que las semillas germinen, crezcan y lleguen a su plenitud. El Señor, "que es viento y noche, por el que vivimos"; recoge su cosecha, que no es otra cosa que la energía espiritual, la conciencia de Ser. Por esto, no es conveniente que los hombres comunes conozcan estos misterios.
—¿Quiere usted decir, venerable y sumo sacerdote, que la energía espiritual del hombre, es el alimento de nuestro Señor todo poderoso? —preguntó azorado el estudiante.
—¿No te parece ilógico, que en este mundo, en donde todo es una cadena alimentaria; el ser humano no integre un eslabón más?" —contesto el sacerdote, frunciendo el entrecejo.
—Ser alimento del Sol, es regresar al origen mismo de la Divinidad Suprema, te conviertes en parte de él —dijo Relámpago de la Noche, agregando después de una pausa—. Como ves, hay ciertas cosas que es mejor, que no las conozcan los hombres comunes. Los Viejos Abuelos fueron hombres extremadamente entendidos, sabían porque hacían las cosas.
—Ellos también nos enseñaron que el mundo del conocimiento, se divide en tres partes: El mundo conocido, que por cierto es muy pequeñito. El mundo desconocido, pero que el hombre puede llegar a conocer, a través de un inmenso esfuerzo y que es por cierto, ligeramente más grande que el conocido; y tercero, el mundo desconocido, que jamás por ningún motivo o milagro, el hombre llegará a conocer y que es inconmensurable e infinito.
Ante esta tremenda realidad, que nos coloca en nuestra verdadera dimensión; ante la maravilla y el prodigio de ser hombre, estar vivo; y poder llegar a la conciencia y con ello a la libertad total.