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muy bien la pintura, sabe hacer muy bien las sombras, los lejos y los follajes.

El albañil tiene por oficio hacer la mezcla, mojándola bien, echar plastas de cal y aplanarla, bruñirla para que luzca bien.

El médico suele curar y remediar enfermedades; el buen médico es entendido, conocedor de las yerbas, piedras, árboles y raíces. Experimentado en las curas, sabe de huesos, purgar, suturar y al fin librar de las puertas de la muerte.

El hortelano tiene de oficio sembrar semillas, plantas y árboles. Cavar y moler bien la tierra. El buen hortelano suele ser discreto, cuidadoso, prudente de buen juicio y debe saber manejarlas cuentas de los meses y los años.

El ollero es robusto, ligero, buen conocedor del barro, sabe y piensa muy bien el modo y la forma de hacer ollas de cualquier modo que se necesite.

El sastre sabe cortar, proporcionar y coser bien la ropa. El buen sastre es buen trabajador, entendido y hábil, fiel a su oficio.

Finalmente recuerden, queridos jóvenes, que lo más importante es que sean lo que fueren; es que, amen verdaderamente lo que hacen, que sientan pasión y orgullo de su hacer. Porque solamente de esa forma podrán tener un corazón, firme como la piedra. Un corazón resistente como el tronco de un árbol; un rostro sabio y apacible, un corazón hábil y comprensivo."

Había pasado seis años en La Casa de los Jóvenes y Águila Nocturna era un joven sobresaliente. Con el tiempo se había ido tejiendo una estrecha amistad, entre Espejo Humeante y su joven discípulo. Águila Nocturna se había convertido en el líder de la institución. Su simpatía era total; tanto en los muchachos más grandes que él, como en los jóvenes recién ingresados.

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