desarrollo físico y andarás por el mundo descolorido, desanimado y enflaquecido. Serás como un muchacho mocoso y desvanecido; enfermo, y pronto te harás viejo y amargado, y cuando te cases, te pasará lo que al maguey, que no podrá dar miel porque lo agujerearon antes de tiempo, y el que chupa para sacar la miel, nada sacará, por lo que lo desechará; así te hará tu mujer; que como estás ya seco y acabado, no teniendo que darle, le dices no puedo más; entonces ella te rechazará porque no satisfaces su deseo y buscará a otro hombre, porque tú ya estarás agotado harás que ella cometa adulterio, porque tú te destruiste irresponsablemente, entregándote a la mujer antes de tiempo y así antes de tiempo te acabaste".
En la casa de los jóvenes había grandes preparativos, estaba por celebrarse la fiesta del mes décimo llamada "De la Caída de los Veinticuatro Frutos". Como todo en la herencia de los Viejos Abuelos, tenía que ver con la recolección de los frutos en las huertas, pero simbólicamente se refería la fiesta a la buenaventura del pueblo y a sus frutos, que se mostraban en el corazón de sus hijos. Era común la participación de La Casa de los Jóvenes en las veinte fiestas que se hacían al año. Esa madrugada salieron los estudiantes en formación y entonando los himnos correspondientes, todos los jóvenes se dirigían a la parte más boscosa, fuera del valle en las montañas. Al iniciar el Sol su carrera desde el horizonte, los jóvenes llegaron a un inmenso pino, que previamente había sido seleccionado por los maestros y sacerdotes. Inmediatamente se hizo una ceremonia de pedimento al Señor del Bosque. Se le suplicó accediera a darles a uno de sus hijos, el inmenso pino, ya que lo necesitaban para la fiesta. Le dijeron que lo tratarían con respeto y que en intercambio recíproco, se le traían tamales y atole, semillas de frijol y maíz.
Después se hizo otra ceremonia parecida a la primera y el sumo sacerdote de La Casa de los Jóvenes le explicó al árbol cuál sería su destino; se le pidió que cooperara y se le dieron disculpas por cortarlo y llevárselo de allí.
Acto seguido, el inmenso pino fue derribado entre rezos e himnos de los jóvenes. Se le quitaron todas las ramas y con mecates, entre