la música, la danza, la pintura. Toda la vida de la comunidad gira en torno a lo divino y a lo sagrado. Por ello, la vida tenía que ser mística y espiritual; de manera cotidiana y aún sin proponérselo, pues las tradiciones, formas, usos, fiestas y costumbres milenarias, orientaban vigorosa y absolutamente todos los espacios de la vida social y privada, hacia lo espiritual. En las constantes visitas del Hombre Búho, los primos acosaban con preguntas al hombre sabio. Los muchachos parecían un par de esponjas, que querían absorber todos los conocimientos posibles del generoso hombre. En menos de cinco días, Venado de la Aurora estaba completamente restablecido. En su cabeza y en su corazón había de nuevo equilibrio. Entendió perfectamente las palabras del hombre Búho cuando le dijo:
"Escucha bien lo que te voy a decir, Venado de la Aurora, joven muchacho, piedra preciosa, esperanza de nuestro mañana; entiende que ya tienes posibilidades de multiplicarte, ya tienes en tu cuerpo la simiente humana. Y para la generación y multiplicación dispuso nuestro Dios, que una mujer necesite de un hombre y un hombre necesite de una mujer; pero es necesario que se haga con templanza, discreción y a su tiempo. No te arrojes a la mujer como un perro se arroja a lo que le dan de comer, no te acostumbres a ser como perro en tragar todo lo que le dan, entregándote a la mujer antes de tiempo; aunque tengas apetito de mujer resiste, resiste a tu corazón hasta que ya seas un hombre perfecto y recio; mira que si el maguey se le abre de pequeño para quitarle la miel, ni tiene sustancia ni da miel, sino que se pierde; antes que abra el maguey para sacarle la miel, lo dejan crecer y venir a su perfección, y entonces se saca la miel.
De esta manera debes hacer tú, antes de que tengas una mujer, deja tiempo para que crezcas y embarnezcas, y seas perfecto hombre ese será el momento oportuno para el casamiento. Así, podrás engendrar hijos de buena estatura y cuerpos recios, ligeros, hermosos y de buenos rostros. Será el tiempo en que tú serás recio y hábil para el trabajo corporal y serás ligero, recio y diligente; y si por desventura destempladamente y antes de tiempo te entregas al deleite carnal, en este caso, lo dejaron dicho los Viejos Abuelos, que el que se arroja así al deleite carnal, queda disminuido, nunca llegará a su completo