cerro tutelar de pueblo y de los montes. El decimocuarto mes lo consagramos a la Divinidad Serpiente de Nube. El decimoquinto mes se ofrenda nuevamente a la Divinidad del Colibrí Zurdo, en donde las mujeres y los hombres, lucharemos juntos por ser lo mejor de sí mismos. El decimosexto mes se dedica a la Divinidad de la Lluvia, aquí se hace penitencia y se reza, para que llueva. El decimoséptimo mes se le rinde culto a la Divinidad de la Maternidad, donde se pide por todas las mujeres embarazadas. El decimoctavo y último mes, se consagra a la resurrección en nombre de la Divinidad del Fuego, que limpia y purifica a través del sacrificio espiritual.
La segunda forma de contar el tiempo, que nos enseñaron los Viejos Abuelos, es por atados de 52 años, ciclos cósmicos que se organizan de la siguiente manera: tenemos una trecena de años y cada uno lleva un número y un nombre; así nombramos: 1 conejo, 2 caña, 3 pedernal, 4 casa, 5 conejo, 6 caña, 7 pedernal, 8 casa, 9 conejo, 10 caña, 11 pedernal, 12 casa y 13 conejo. Este calendario está constituido con cuatro trecenas de años, lo que nos da 52 años, porque cuatro por trece son 52 años, tiempo exacto en que la tierra gira en torno a las siete estrellas que están juntas y que se les conoce como "las siete que brillan”. La primera trecena empieza con 1 conejo y termina con 13 conejo, la segunda con 1 caña y termina con 13 caña, la tercera inicia con 1 pedernal y termina con 13 pedernal y la cuarta comienza con 1 casa y termina con 13 casa; después de terminar las 4 trecenas, se inicia un nuevo atado de años con 1 conejo y así infinitamente, porque cada 52 años se repite el mismo año. Cada trecena además de tener un símbolo tiene un rumbo en la tierra; el Oriente se representaba por la trecena cuyo símbolo es caña, el Poniente casa, el Norte Pedernal y el Sur Conejo.
La tercera forma en que Los Viejos Abuelos nos enseñaron a contar el tiempo, se llama "Cuenta de los Destinos", porque decían los Viejos Abuelos, que todos los seres vivos del universo, incluidos los astros, están íntimamente ligados en un equilibrio perfecto y se determina de la siguiente manera: la cuenta se divide en cuatro grupos de cinco trecenas cada uno, o sea veinte trecenas que hacen un total de 260 días. Los días se cuentan y van acompañados de un número del uno al