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lo que pasaba, Águila Nocturna apenas tuvo tiempo de disparar nuevamente a otro jabalí que atacaba furioso. Los exploradores se replegaron a lo más alto de las piedras, en donde estaba Águila Nocturna.

El grupo fue rodeado por una numerosa manada de jabalíes. Entre cien y ciento treinta animales de todos los tamaños, atacaban a los exploradores. Aunque no podían trepar por las altas piedras, su odio y ferocidad imponían a los exploradores. Jaguar Despertado dio la orden de que no les dispararan más, pues tal parecía que la muerte de sus compañeros y la frustración de no poder alcanzarlos, hacía que los animales se mantuvieran en un estado de agresividad. Chillaban estruendosamente y en una actitud desafiante, se lanzaban encarrerados contra las piedras, sabiendo que no podrían trepar y que podían ser muertos fácilmente.

Jaguar Despertado preparó a sus hombres a pasar la noche en lo más alto de aquellas peñas. Durante toda la noche los feroces animales no dejaron de estrellarse contra las piedras. Sus gritos de rabia mantuvieron toda la noche a los exploradores despiertos. Al llegar la mañana, pensaron que los animales emprenderían la marcha, pero extrañamente seguían ahí, empeñados en acabar con los hombres. Los jabalíes parecía que estaban dispuestos a quedarse ahí una eternidad, hasta que bajaran los exploradores. Unos se iban y otros regresaban, pero el caso es que permanentemente estaban rodeados al menos por cincuenta animales. Unos se echaban entre la vegetación, otros, los más agresivos trataban de subir entre las piedras, desafiantes ante la presencia de los hombres. Lo que no dejaban era de chillar y gritar, de manera tan estridente y molesta, que los hombres empezaron a perder el control.

Llevaban cuatro días con sus noches encaramados en esas peñas y rodeados de los obstinados animales, que parecía que estaban dispuestos a acabar con ellos de cualquier manera. Ellos sabían que tenían el tiempo de su parte y sabían lo que estaban haciendo. El quinta día se desencadeno una gran tormenta por la tarde. El arroyo se convirtió en un río que arrastraba mucha agua. Los jabalíes seguían

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