El guardia los llevó a la parte Norte y en el interior de un edificio, encontraron preparados petates, alimentos y agua, para que descansaran. Se les informó que serían recibidos por el Venerable Maestro Murciélago Jaguar por la mañana.
La ceremonia de recepción fue solemne. El Palacio de los Jaguares estaba preparado con bellas flores y en él, se quemaba copal con mucha abundancia. Un grupo de músicos tocaba suaves melodías con diferentes ocarinas. Los invitados fueron colocados en la parte Sur de la habitación. La música calló y los participantes fijaron su vista en una puerta que estaba en la parte Oriente, de donde salió el Venerable Maestro acompañado de cinco ancianos, que vestían en forma muy austera y sobria.
Después de sentarse en unos petates rodeados de flores el Venerable Maestro se dirigió de esta manera a sus invitados:
"¡Démonos gusto, amigos míos:
Vengan aquí los abrazos!
En la tierra florida andamos andando
y no hay quien pueda ponerle fin.
La flor y el canto se tienden
allá en la Casa del Sol.
Sólo por breve tiempo en la tierra vivimos:
No será así siempre: espera la región del Misterio
¿Hay allí alegría? ¿Hay allí amistad?
¡Ah no, que no sólo en la tierra
venimos a conocernos!"
Murciélago Jaguar informó ampliamente a sus invitados de la misión que tenía encomendada La Casa del Espejo Humeante. Tenía muchos atados de años, que los Viejos Abuelos habían sembrado en todo el continente, recintos parecidos a éste, que tenían como misión la de conservar inalterables, los conocimientos y sabiduría que los Viejos Abuelos toltecas habían dejado en la tierra desde los mismos orígenes de esta milenaria civilización.