Página:Débora.djvu/9

Esta página ha sido corregida

herrumbrados era necesario frotarlos en los ladrillos. Ante mi empeño, bajo el sofá largo, me miraba el fantasma. Un fantasma acurrucado, floreado al rojo, que fue luego perseguido con largas varas de duda por las tías. Grité y me emocioné —la emoción es ahora para mí METRO GOLDWIN PICTURES porque no he logrado observar otra emoción, y se parece a un insistente columpio de pecho—. Todavía existe para mí ese fantasma, que me mira desde adentro, donde lo llevo."

"Después fue en el dormitorio, cuando aún no se encendían las luces y ya hacían falta. Sería porque me ordenaban acostarme temprano o porque estaba enfermo. La cama se había posesionado de mí: se repetía, tanto esta posesión que ahora la odio, con el horror al vacío. La hermana de mi madre, manchón desdibujado salió, llevándose, al transponer la puerta, un poco de luz. Fue de nuevo en el cuarto y sin estar enferma la vi como un báculo. Larga y arqueada, oprimiéndose el vientre, apaciguando algún dolor. Cuando hablé en voz alta me contestó de afuera.

Hoy he compuesto una canción:

11