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T e n i e n t e
Tu muerte repentina da un corte vertical en la suave pendiente de los hechos, de manera que en este brumoso deslizamiento me detengo y veo la noche.
Débora está demasiado lejos y por eso es una magnolia. Habríamos ido a verla.
Débora: bailarina yanquilandesa. Dos ojos azules. Sabía dar a los brazos flexibilidades de cuellos de garza.
Imagino que tiene un lejano sabor de miel.
Y por temor a corromper ese recuerdo guardo tu ridículo yo. Todos los hombres guardarán un
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