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como un descanso bajo la sombra. En el campo es bueno acogerse a la protección de los naranjos. Micaela o Rosa Ana. Mujer de domingo que espero. He de hundir las manos en tu cariño como entre los pliegues de las mantas de lana. Como estoy cansado de la vida inútil, prefiero la picardía de tus ojos. El placer que acelera el impulso cardíaco desinfectará mis pulmones y limpiará mis venas del barro de esta vida nueva.

Así nos acurrucamos y calmo esta secreta sed.

Pero, llega el marido... No; no estará bien que sea casada... aunque tampoco estaría mal. O llegan los padres. ¿Quiénes son los padres? ¡Fuera! Siga este sueño dominical y romántico que también, como la realidad, apaga mi sed. Le compro ricos pendientes para excitar su alegría cinemática. Y el círculo pequeñito, que es casi un punto dulce, de su boca. se aproxima a mis carrillos flacos. Me tiende para estrecharme el muelle templado de sus brazos; se me escurre, rozando sus senos sobre mi pecho, tanto que aviva y exalta esta pasión escondida.

Bueno, todo esto lo he visto en la pantalla;

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