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sabia cuanto podían dar de sí los dias y las noches.
El Milano estaba consagrado entre los Griegos á Apolo, de quien era pronto y fiel mensagero, tambien era uno de los símbolos de Juno para denotar los celos que la devoraban.
La paloma era el ave favorita de Vénus que la llevaba en la mano, y la uncia á su carro.
El Mochuelo estaba consagrado á Minerva como símbolo de la vigilancia; y por este motivo le tenían un respeto particular los Atenienses.
El Gallo estaba consagrado á Minerva, á Mercurio y á Esculapio: se le miraba como á símbolo de la vigilancia. Los Galos le habían tomado por su divisa, los Franceses le han