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Ruben Dario

Essen. Se les obligó a aprender la ciencia de la guerra en establecimientos occidentales; se les demostró que pasar la vida feliz, sin derramamientos de sangre, sin soldados, sin militarismo, sin cañones Krupp, era el colmo de lo salvaje. Se les enseñaron los caracteres occidentales para que pudieran leer los diarios nacionalistas de Francia, los discursos de M. Jaurés, las obras de Kipling; así supieron lo interesante del nacionalismo, lo útil del socialismo, lo superior del imperialismo. Como son hábiles y emprendedores, los nipones tuvieron pronto arsenales de ideas nuevas, tuvieron nacionalistas, socialistas, imperialistas. Se dieron una constitución. Se vistieron como se visten los hombres de Londres, que es como se visten los hombres de todo el Occidente. Vieron claramente que sonreir siempre es malo, ser afable es dañoso, ser piadoso es ridículo. Se convencieron de que ser de presa es lo mejor sobre la superficie de la tierra. Se militarizaron; se armaron, fueron excelentes discípulos de los carniceros de los países cristianos. Destruyeron toda la poesía posible, convirtieron a Madame Chrisantème en institutriz inglesa y en enfermera. Se lanzaron al asesinato colectivo con un apetito sobrehumano. Oku, Kuroko, Togo,

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