porcelana, ramos floridos. El conjunto de principios que los letrados infundían al pueblo, se reducía a pocas palabras. Decían: «Hay un Dios superior. Tiene como atributos la inteligencia, el valor, el amor. Por la unidad de su espíritu y de su energía vital fueron creados el dios Takanu Musubi y la diosa Kanmi Musuti, que forman, con su padre, una augusta Trinidad. De la unión de estos dos nacieron otros dioses, y, por último, los divinos antecesores de la familia imperial y de la raza humana: Yzanagi e Yzanami. El alma del hombre es, por tanto, origen divino e inmortal. Su cuerpo fué creado también por la energía divina; pero no contiene de ésta lo bastante para ser inmortal. El deber del hombre es cultivar, primero, las tres virtudes divinas, después las siete virtudes que de ellas se derivan: la lealtad al emperador, la piedad filial, la castidad, la obediencia a los superiores, la sinceridad en la amistad, la bondad y la misericordia. El camino de la virtud es el de la felicidad. La ley de la causa y del efecto reina en el mundo presente y en el mundo futuro. El mayor criminal puede merecer el perdón, y aun el favor de Dios, si se arrepiente con sinceridad. A cada uno se le tomarán en cuenta sus
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Ruben Dario
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