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Cuentos y cronicas
V
Al día siguiente, en la celda de Fray Pedro, se hallaba el Sr. Arzobispo delante del padre provincial.
—Ilustrísimo señor, decía éste; a Fray Pedro le hemos encontrando muerto. No andaba muy bien de la cabeza. Esos sus estudios creo que le causaron daño.
—¿Ha visto su reverencia esto?—dijo su señoría ilustrísima, mostrándole una revelada placa fotográfica que recogió del suelo, y en la cual se hallaba, con los brazos desclavados y una dulce mirada en sus divinos ojos, la imagen de Nuestro Señor Jesucristo.
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