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Cuentos y cronicas

II
Idilio marino.

Más allá de las solitarias islas en donde descansan los pájaros viajeros, en el reino en que Leviatán domina, sobre una roca, está entronizada la Vencedora, en la irresistible omnipotencia de su desnudez.

En su blanca piel está la sal, el perfume marino de Anadiómena, y la serpiente de las olas hace ver una vez más, amorosa y humillada, el soberano triunfo del encanto femenino. Europa sobre el lomo del toro, la Bella y la Fiera, la Mundana del pintor moderno, que, desnuda, corta las uñas al león. Un tritón velludo y escamoso hace cantar su ronco caracol, en tanto que el monstruo recibe una caricia de la tentadora mujer, que bajo el inmenso cielo ofrece su fatal hermosura en el abandono de su supremo impudor.

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