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CUENTOS VALENCIANOS

Aquello era de los tiempos en que los pescados hablaban, pero tenía intríngulis.

¿Que no lo adivinaba? Pues era sencillo: que en este mundo puede más el listo y el astuto que el fuerte que todo lo fía al corazón y á la acometividad. Que vale ser más esparrelló pequeño y malicioso, que reig enorme y sencillote. Que acometiendo de frente y arrollándolo todo sólo se consigue ser vehículo del listo que se esconde en la agalla para salir á tiempo.

Y el vejete me miraba con tal expre sión de malicia y lástima, que me ruboricé, murmurando para adentro:

— Este tío me conoce.