Página:Cuentos valencianos (1910).djvu/218

Esta página no ha sido corregida
212
V. BLASCO IBÁÑEZ

hacía yo sobre aquella losa que nadie en el pueblo, ni aun los más ancianos, habían visto nunca levantada. Mis negativas excitaron más su curiosidad, y por burlarme de ella me entregué á un juego de muchacho, arreglando las cosas de modo que todas las tardes, al llegar á la iglesia, me encontraba mirando la losa, hurgando en sus junturas.

Di fin á la restauración, quitamos los andamios; el altar lucía como un ascua de oro, y cuando le echaba la última mirada, vino la curiosa comadre á intentar por otra vez hacerse partícipe de mi secreto.

— Dlgameu, pintor—suplicaba—. Guardaré él seeret.

Y el pintor (así me llamaban), como era entonces un joven alegre y había de marchar en el mismo día, encontró muy oportuno aturdir á aquella impertinente con una absurda leyenda. La hice prometer un sinnúmero de veces, con gran solemnidad, que no repetiría á nadie mis palabras, y solté cuantas mentiras me sugirió mi afición á las novelas interesantes.

Yo había levantado aquella losa por arte maravilloso que me callaba, y visto cosas extraordinarias. Primero una escale ra honda, muy honda: después estrechos pasadizos, vueltas y revueltas; por fin una