Pero aunque él decía á todo que sí, maldito lo que le seducía la proposición, ¡Casarse ellos! ¡Bueno va!... ¡cómo se burlaría la gente! Mejor estaban así las cosas.
Y en vista de su tozuda resistencia, si no le quitaron las fiestas, por ser el más barato y mejor de los dulzaineros, despojáronle de todos los honores anexos á su cargo, y ya no comió más en la mesa de los clavarios, ni se le dio el pan bendito, ni se permitió que entrasen en la iglesia el día de la fiesta semejante par de herejazos.
III
Ella no fué madre. Cuando llegó el momento, arrancaron en pedazos, de sus entrañas ardientes, aquel infeliz engendro de la embriaguez.
Y tras el feto monstruoso y sin vida, murió la madre ante la mirada asombrada de Dimòni, que, al ver extinguirse aquella vida sin agonía ni convulsiones, no sabía si su compañera se había ido para siempre ó si acababa de dormirse como cuando rodaba á sus pies la botella vacía.