Sin embargo, luego, meditando que, en la sombra de la noche, ella, tan gentil, vestida aún como estuvo en la Comedia, no habría podido hacerse cargo de las... rodilleras... y hasta de las manchas de esta ropa,.., vino a quedar en el justo medio: no un frac ni así, de pronto, siquiera un smokin, según había proyectado él, proyectando insensateces...; pero, al menos, se encargaría un terno a la medida..., y unas botas..., y un sombrero. El gabán podía pasar con el cuello levantado.
Gastos, ¡claro! Quería decirse que no le mandaría a su familia en unos meses los quince duros con que la ayudaba. Salvado con tal esfuerzo, se sentó a presupuestar. Y escribía: Sueldo, 40 duros; por colaboraciones, 12 — en cálculo prudente —; total, 52, Gastos: por este gabinete, 6; comida y café, 15 — gracias al restorán del Círculo, salvador de periodistas y tenientes —; tabaco, 2 duros; lavado, planchadora, sereno, etcétera, 4 duros. Le alegró la suma: 27. Le quedaban para mejorar de aspecto y de vida social 25 duros, y actualmente tenía 15 en cartera. Bien. Salió,
Iba a restaurar su vestuario, a plazo de unos días, y a otra urgencia que ya tenía meditada: en la... intimidad de Ladi, entre los lujos de Ladi, a la noche, sería ridículo que apareciese él sin calcetines nuevos, sin unos calzoncillos cortos y sin una camiseta de seda.