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Cuentos de Grimm.

con una cara bien triste, porque hacia tres dias que estaba lloviendo.

—¿Qué tienes, viejo bigotudo? le dijo el asno.

—Cuando está en peligro la cabeza, no tiene uno muy buen humor, respondió el gato; porque mi edad es algo avanzada, mis dientes están un poco gastados, y me gusta más dormir junto al hogar que correr tras los ratones, mi amo ha querido matarme, me he salvado con tiempo; pero ¿qué he de hacer ahora? ¿á dónde he de ir?

—Ven con nosotros á Brema, tú entiendes muy bien la música nocturna, y te harás como nosotros músico de la municipalidad.

Agradó al gato el consejo y partió con ellos. Nuestros viajeros pasaron bien pronto por delante de un corral encima de cuya puerta habia un gallo que cantaba con todas sus fuerzas.

—¿Por qué gritas de esa manera? dijo el asno.

—Estoy anunciando el buen tiempo, contestó el gallo, y como mañana es domingo hay una gran comida en casa, y él ama sin la menor compasion ha dicho á la cocinera que me comerá con el mayor gusto con arroz, y esta noche tiene que retorcerme el pescuezo. Así he gritado con todas mis fuerzas, no sin cierta satisfaccion, viendo que respiro todavía.

—Cresta roja, dijo el asno; vente con nosotros á Brema; en cualquier parte encontrarás una cosa algo mejor que la muerte. Tú tienes buena voz, y cuando cantemos juntos, haremos un concierto admirable.

Agradó al gallo la propuesta y echaron á andar los cuatro juntos; pero no podian llegar en aquel dia á la ciudad de Brema; al anochecer pararon en un bosque, donde decidieron pasar la noche. El asno y el perro se colocaron de.