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Cuentos de Grimm.

haber salido el rey y la reina; comenzó á recorrer aquella vasta morada, deseosa de saber lo contenia que vió una y tras otra todas las habitaciones hasta que llegó á una torre muy elevada; subió su estrecha escalera y llegó á una puerta, la cual no se tardó en abrir, dejándola ver una pequeña habitacion, donde se hallaba una anciana con su huso hilando con la mayor laboriosidad.

—Buenos días, abuelita, dijo la princesa, ¿qué haces?

—Estoy hilando, contestó la anciana, haciendo una cor—» tesía con la cabeza.

¿Qué es eso que se mueve con tanta ligereza? continuó diciendo la niña, y fué á coger el huso para ponerse á hilar, pero apenas le habia tocado, se realizó el encanto y se hirió en el dedo.

En el mismo instante en que sintió la cortadura fué & parar á su cama, donde cayó en un profundo sueño, el cual se estendió á todo el palacio. El rey y la reina que habian entrado en aquel mismo momento se quedaron dormidos, igualmente que toda la corte; tambien se durmieron los caballos en la cuadra, los perros en el patio, las palomas en el techo, las moscas en la pared, y hasta el fuego que ardia en el fogon dejó de arder, y la comida cesó de cocer, y el cocinero y los pinches se durmieron, por último, para que no quedase nadie despierto. Cesó tambien el viento y no volvió á moverse ni aun la hoja de un árbol de los alrededores del palacio.

No tardó mucho en nacer y crecer un zarzal en torno de aquel edificio, el cual fue haciéndose mas grande cada dia hasta que le cercó por completo, de manera que ni aun su techo se veía, y solo los ancianos del pais podian dar alguna notícia de la hermosa Rosa—con—espinas que se hallaba allí dormida; pues con este nombre era conocida la