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Cuentos de Grimm.

hoy que has venido á mi casa? El plazo ha concluido, no podemos continuar mas tiempo juntas.

La jóven dijo asustada:

—¡Ah! buena madre, ¿quereis echarme? ¿dónde iré? Yo no tengo amigos, ni patria, donde hallar un asilo. He hecho todo lo que habeis querido y habeis estado siempre contenta conmigo: no me echeis.

La vieja no queria decir á la niña lo que iba á suceder.

—No puedo permanecer aquí más tiempo, la dijo, pero cuando deje esta morada, es preciso que la casa y el cuarto estén limpios. No me detengas, pues, en mi trabajo. En cuanto á tí no tengas cuidado; hallarás un techo en el que podrás habitar y quedarás contenta tambien con la recompensa que te daré.

4 —Pero decidme lo que va á pasar, preguntó la jóven otra vez.

. —Te lo repito, no me interrumpas en mi trabajo. No digas una palabra más: ve á tu cuarto, quítate la piel que cubre tu rostro, y ponte el vestido que traias cuando has venido á mi casa; despues quédate en tu cuarto hasta que yo te llame.

Pero debo volver á hablar del rey y de la reina, que habian partido con el conde para ir á buscar á la vieja á su soledad. El conde se habia separado de ellos durante la noche, y se vio obligado á continuar sólo su camino. Al dia siguiente le pareció que estaba en el buen camino, y continuo andando hasta cerca del anochecer. Entonces subió á un árbol para pasar la noche, pues temia estraviarse.

Cuando alumbre la luna el terreno, distinguió una persona que bajaba de la montaña. Llevaba una vara en la mano, por lo que conoció que era la jóven que guardaba los gansos que habia visto en la casa de la vieja. ¡Ah! dijo, viene