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Cuentos de Grimm.

LOS HUÉSPEDES IMPORTUNOS.

En una ocasion dijo un gallo á una gallina.

—Ya es la estacion de las nueces, iremos al prado antes que las coja todas la ardilla, —Escelente idea, contestó la gallina, partamos pues; nos divertiremos mucho.

Fueron juntos al prado, donde permanecieron hasta la noche; entonces ya por vanidad, ya porque habian comido demasiado, no quisieron volver á pie á su casa, y el gallo se vió obligado á hacer un carrito con cáscaras de nuez.

Cuando estuvo arreglado se sentó dentro la gallina y mandó al gallo que se enganchase á la lanza.

—Tú estás equivocada, la contestó el gallo, mejor quiero volver á pie que engancharme como una yegua; no, e30 no entra en nuestro convenio; en un caso haré de cochero y me sentaré en el pescante; pero arrastrar un coche, ¡cá!

eso no lo haré yo nunca.

Mientras disputaban de esta manera comenzó á gritar un ánade:

—¡Ah! ¡ladrones! ¿quién os ha dado permiso para estar bajo mis nogales? esperad, ¡yo os arreglaré!